Capriles con el papa

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Es necesario dar a conocer con detalles, la situación lamentable que vivimos hoy en Venezuela. Después del 14 de abril, Capriles ha hecho un gran esfuerzo por visitar a varios jefes de estado e informarles personalmente de  esa situación. Podríamos decir que no ha tenido mucho éxito en ese empeño. Sólo Santos de Colombia y Piñera de Chile, lo han recibido. Humala de Perú se negó a recibirlo y Peña Nieto de México, avisó desde allá, antes incluso que le solicitara audiencia, que no lo recibiría. Ni qué decir de Argentina, Bolivia, Brasil, Ecuador y Uruguay. Me parece que Correa o uno de sus ministros, amenazó a Capriles con detenerlo si visitaba Ecuador.
Hay muchos intereses económicos de por medio ylos gobiernos temen represalias del régimen de Maduro, aunque estén convencidos del origen fraudulento del actual gobierno  venezolano.Vimos, por ejemplo, la reacción de Maduro contra J.M. Santos y Piñera, por haber recibido a Capriles. Pero también hay, en muchos gobiernos,  un odio ideológico contra Capriles y ninguna objetividad en el análisis de lo que ocurre en nuestra patria.
Cuando en Venezuela vivíamos en democracia y libertad y éramos un oasis en medio de varios gobiernos dictatoriales, recibíamos en esta tierra a quienes las dictaduras perseguían. Siempre quisimos llevar y llevamos libertad a nuestros hermanos latinoamericanos. Trabajando en ese cometido, encontró la muerte junto con su esposa y dos de sus hijas,  aquél gran venezolano que fue Arístides Calvani. Hoy los  gobiernos salvadoreño y  guatemalteco ni siquiera se dan por enterados de lo que nos ocurre a quienes ayer los recibimos y apoyamos. Duele esa indiferencia. Costa Rica y Panamá han sido muy cautelosos también, mucho dinero proveniente de Venezuela, si les deja de llegar, puede afectar la economía de esos países. Lo mismo ocurre con República Dominicana, mirando siempre para otro lado frente al drama venezolano.Me parece que nos han dejado solos. Algunos parlamentos han recibido a nuestros diputados, pero los gobiernos no han reaccionado ante tanta ignominia del gobierno de Maduro.
Se ha impuesto la tesis según la cual  para nada  importan los derechos humanos, la libertad y la democracia, cuando hay tanto interés material y monetario de por medio. Pobre Latinoamérica. Me comenta mucha gente que los problemas nuestros debemos resolverlos nosotros mismos, no esperemos nada de nadie. Es cierto, pero qué bueno cuando se solidarizan otros pueblos con nuestras aspiraciones de libertad y democracia, como lo hicimos siempre nosotros.
Cuando estas líneas salgan publicadas este miércoles 6 de noviembre,  el Santo Padre Francisco, estará recibiendo en audiencia privada, gesto inusual para quien no es jefe de estado, al gobernador del estado Miranda, líder opositor venezolano y ex – candidato presidencial, Henrique CaprilesRadonsky. También se ha dicho que es una audiencia inútil, que el Papa no podrá hacer nada por nosotros, que esa audiencia no traerá mayores consecuencias. Es posible. Pero tiene un valor moral inmenso, un significado grandioso en medio de tanta indiferencia recibida. El Papa tiene una autoridad moral universal  de proporciones inmensas. El actual Romano Pontífice,  además, es latinoamericano, conoce muy bien estas tierras, recibió un trato duro, humillante si se quiere, del  gobierno de la señora Cristina Fernández, hasta que fue elegido Papa y ella corrió a reunirse con él. Ese gobierno argentino ha estado en la misma honda del gobierno socialista de Venezuela y su conducta con la Iglesia, con la prensa, con los adversarios y con todo el que lo cuestione, es muy parecida a la del gobierno venezolano. Por tanto, Francisco conoce muy bien la historia y la naturaleza de estos regímenes del socialismo del siglo XXI y me hace recordar que Juan Pablo II por conocer tan en detalle los regímenes socialistas, los hizo venirse abajo, sin fusiles ni guerras fratricidas.Capriles va acompañado por Ramón Guillermo Aveledo, socialcristiano y gran conocedor delas relaciones internacionales; por Julio Borges, diputado injustamente silenciado y por Bony Simonovis, esposa del comisario Ivan Simonovis, y figura emblemática de la lucha por los derechos humanos en este aciago tiempo venezolano.
Gran expectativa pues por esta audiencia papal, en cuya concreción debe haber tenido participación decisiva el nuevo Secretario de Estado vaticano, moseñor Pietro Parolin, nuncio en Venezuela hasta hace dos meses. La audiencia de Francisco a Capriles, significa infinitamente más de lo que hubiera significado el apoyo unido de todos los temerosos presidentes latinoamericanos.

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