A las 5:00 de la mañana comienza el día con un rápido baño en la humilde casa que comparte con sus familiares. Se coloca el uniforme que lo identifica como estudiante del Liceo Villa Rosa, preparándose para la faena diaria. Luego de una hora de espera, al fin se detiene el rapidito que por diez bolívares lo llevará hasta unas diez cuadras de la institución, recorrido que posteriormente tendrá que caminar entre calles de tierra, sin aceras y a la buena de Dios.
El liceo, ubicado en un terreno prestado de la comunidad llamada con el mismo nombre, posee sólo seis aulas de estrechas dimensiones, donde cada día se reparten los espacios para comenzar las clases: bajo un árbol, en un techo sin paredes, sentados sobre bloques y hasta en el piso.
Esta es la realidad que viven a diario 345 adolescentes del Liceo Bolivariano Villa Rosa, al oeste de la ciudad de Barquisimeto, donde desde hace ocho años esperan la construcción de una edificación para albergar a la población estudiantil de los barrios Villa Rosa, Agua Viva, San José de Tintín, La Pastora, El Bolívar y demás comunidades aledañas.
Cansados de esta situación, los jóvenes decidieron salir a la calle y tomaron la avenida Florencio Jiménez específicamente en el kilómetro 13, desde las 9:00 de la mañana, impidiendo el paso vehicular en ambos sentidos para así llamar la atención de las autoridades locales sobre la petición de una sede digna para poder estudiar.
“Pedimos a la Zona Educativa y a Corpolara que se acerquen al liceo. No tenemos sede, recibimos clases bajo los árboles, ni siquiera los pupitres alcanzan y no podemos seguir estudiando de esta forma”, denunció Daniela Rondón, vocera estudiantil.
Con la ayuda de padres y representantes, profesores y alumnos, han podido construir a medias algunos techos, reparar las ventanas de la cocina y dirección, varias veces violentadas por la delincuencia de la zona que los mantiene azotados. La Gotica de Amor que tanto anuncian por los medios de comunicación nunca ha llegado hasta este liceo, olvidado y alejado de la vista colectiva.
Sin respuestas
Desde hace ocho años, profesores y representantes se embarcaron en la tarea de recorrer las diferentes instituciones locales para solicitar la construcción del liceo. Ya tienen el terreno pero no les han presentadoningún proyecto de edificación.
“Nos asignaron el liceo pero sin sede, y cada año escolar la Zona Educativa nos envía más alumnos para la matrícula, sin recordar que no tenemos aulas. Antes funcionábamos en casas de familia, patios prestados. Ahora estamos en este terreno que nos dio el Consejo Comunal, pero hace falta la edificación de aulas”, expresó Carmen Betancourt, representante de uno de los jóvenes estudiantes.
El Programa de Alimentación Escolar llega al liceo, pero no cuentan con comedor. La cocina la han robado en varias ocasiones así como la oficina de dirección, de la cual se llevaron los aires acondicionados y algunos enseres. No tienen agua por tuberías y los dos pequeños baños que tienen para la gran cantidad de alumnos debe ser limpiado con tobos.
Las actividades deportivas las realizan en la cancha de Villa Rosa, que se encuentra bastante alejada del liceo, pues no cuentan con espacio suficiente para ello dentro del terreno. Mientras que las prácticas de laboratorio no pudieron continuar dictándose, debido a que sólo cuentan con un microscopio que no puede permanecer en la institución, por miedo al robo.
La comunidad estudiantil del liceo se mantendrá en la lucha por una sede adecuada e indicaron que continuarán en protestas de no recibir respuestas por parte de la Zona Educativa.