El aniversario coincide con el cincuentenario de la primera promoción de egresados.
La creación del Instituto Pedagógico Experimental en Barquisimeto representó un paso hacia el futuro, el inicio de un proceso de desarrollo educativo, social y económico en la región que se ha mantenido con el pasar de los años.
Su comunidad universitaria celebra este mes los 54 años de su creación, hoy con el orgullo de formar parte de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador (UPEL), que nació hace 30 años para integrar a los ocho institutos pedagógicos existentes en el país.
En esta ocasión, el aniversario se une a la celebración de cincuentenario (50 años) de la primera promoción de egresados del Instituto Pedagógico de Barquisimeto (IPB), que llevó el nombre de José Damián Ramírez Labrador (1959- 1963).
Sus actividades iniciaron en la sede del Palacio de Gobierno, un 6 de noviembre de 1959. Al acto inaugural asistió el Presidente de la República, Rómulo Gallegos y el ministro de Educación, Rafael Pizani.
La creación del segundo Instituto Pedagógico del país en Barquisimeto representó para el mandatario de la época “una demostración más del interés que tiene el Gobierno Constitucional que preside, en realizar, en los cinco años de su mandato, una verdadera cruzada contra la ignorancia y el atraso. Herramienta insustituible para ello es la formación del personal docente: por eso se están estableciendo escuelas normales en todo el país y por eso inicia sus labores, que auguro serán muy eficaces, el Instituto Pedagógico en esta ciudad”.
Según Nelson Silva, director decano del IPB, la institución marca el inicio de la educación universitaria en la región centroccidental. “La creación de nuestro instituto sentó las bases para la educación superior, pues tras este acontecimiento se consolidaron instituciones como la UCLA y el Politécnico de Barquisimeto”.
Más y mejor educación
El profesor Gerardo Cedeño Fermín forma parte de esa primera promoción de docentes que egresó del IPB hace 50 años. También se desempeñó, en 1968, como director del Instituto; con el pasar de los años su vínculo con la universidad se mantiene y una muestra de ello es que no duda en relatar parte de la historia fundacional del instituto, bajo su visión profesional.
En primer lugar, destaca su agradecimiento al diario El IMPULSO por colaborar en el proceso, tal y como lo hicieron muchos empresarios y personalidades del liderazgo político y organizacional de la región.
“En Barquisimeto la gente quería más y mejor educación en Barquisimeto, en esa época recién comenzaba la democracia y la premisa era más y mejor educación”, explica.
A su juicio, la institución representa otra forma de ver la educación aunada al desarrollo humano, social, económico y político de la región. “El pedagógico tuvo un papel preponderante en esos retos, formó una asociación estratégica con todas las fuerzas de Barquisimeto, entre ellas la Zona Educativa y las comunidades, para comenzar a crecer y tomar su perfil de instituto experimental”.
La historia del IPB se puede sintetizar en su compromiso con la modernización del arte y la ciencia de enseñar, asegura.
“En el Pedagógico se implantó un sistema de evaluación meritocrático, que le daba un carácter exigente a la institución. También se creó el sistema de acreditación porque se creía en la gente, su aprendizaje no universitario era reconocido. Con la creación de la educación técnica la OEA lo reconoció como centro multinacional para la formación de profesores para la América del Sur, Central y del Caribe. Igualmente lo hizo Israel al reconocer la capacidad del instituto de incursionar desde la educación universitaria y la formación de recurso humano para el trabajo”, cuenta.
Como institución experimental tenía que evaluarse periódicamente, por ello en 1968 se hizo la primera autoevaluación que incluyó a toda la comunidad universitaria; sus resultados permitieron la consolidación de un nuevo perfil y la modernización funcional y organizacional, además de la creación de nuevas especialidades.
“En esa época se comenzó a construir su actual sede y se desarrolló una asociación estratégica con la UCLA, el Politécnico y el Ince, y se creó la Comisión de Educación Superior para la Región Centroccidental, porque se quería fortalecer el compromiso que debe existir entre educación y desarrollo humano, social y económico de la zona. También se creó ERCO la primera empresa regional de computación al servicio de la educación universitaria, así como el ciclo básico superior, como primer año universitario obligatorio para la inclusión de los egresados de educación media a la educación superior”, relata.
El crecimiento y desarrollo se expandió hasta 1976.
Nelson Silva
A partir de 1982 el gobierno nacional optó por homologar los planes de todos los institutos pedagógicos del país hasta consolidar la Universidad Pedagógica Experimental Libertador, en el año 1988.
“En el IPB, sin perder la direccionalidad, se dedicaron a buscar nuevas formas y acciones pedagógicas sustentadas en investigaciones y ensayos sobre la problemática educativa, a fin de diversificar los estudios de cuarto y quinto nivel”, detalla el director decano Nelson Silva.
“En esa década se acordó que todo educador debe ser egresado de un instituto de educación superior, lo cual dio paso a un mayor número de especialidades como educación musical y especial, informática y electrónica. De igual forma, se creó una variable conocida como la profesionalización y la municipalización de la educación superior, para atender a muchos docentes que ejercían la profesión en muchos municipios”.
También se comenzaron a dictar cursos de actualización y capacitación, para enfilarlos hacia las nuevas formas, estrategias y herramientas para abordar el aprendizaje.
“De ese pedagógico que comenzó a trabajar hace 54 años se han tomado muchas experiencias y ello dio pie a la conformación del Programa Interinstitucional Doctorado en Educación, conformado por profesores de la UCLA, Unexpo- Barquisimeto y UPEL-IPB, al igual que la maestría interinstitucional en Matemática.
El IPB aspira a seguir siendo líder en la formación de los nuevos docentes, independientemente de la crisis presupuestaria, señala Silva.
“Creemos que lo más importante es el capital humano y estamos contentos de contar con el apoyo de los integrantes de la primera promoción, quienes nos dan su valioso aporte en la construcción y visión futura de la institución”.
Retos futuros
El Instituto Pedagógico de Barquisimeto posee una historia que promete, “siempre se ha caracterizado por tener éxito, penetración y compromiso social, y tras su conversión en universidad se han incrementado los retos”, dice Cedeño Fermín.
Pese a que cuenta con una sede propia, la institución aún debe luchar por consolidar la creación de la Biblioteca Universitaria de Barquisimeto, de 20 pisos, en una edificación prevista para intersección de la avenida Corpahuaico con Rotaria.
“Además, de forma paralela está el reto de la desinstitucionalización de la formación docente y la acreditación de los egresados de las misiones bolivarianas; pues como institución formadora de docentes debe enfocarse en la consolidación de educadores de calidad y con excelencia en el país; nuestros niños y familias tienen ese derecho”.
De igual manera, Cedeño opina que como universidad deben explicitar cuál es su verdadera contribución al desarrollo humano, tecnológico, económico y político del país.
“Se debe apuntar a la formación de ciudadanos en valores, deberes y derechos; para ello, la premisa debe ser la formación familiar para abordar el problema de la vida en familia y fortalecer su acercamiento con las comunidades para hacerlas saludables desde el punto de vista organizacional y creación de líderes… esto se puede desarrollar con el servicio comunitario estudiantil, que representa una réplica de un programa electoral de 1982”, acota.
“Los saberes de los universitarios deben complementarse con el liderazgo comunitario”.
En la visión de futuro de la región, la calidad es fundamental.