Un autócrata stalinniano

Para los educadores de Lara, Luis Reyes Reyes siempre ha sido un autócrata stalinniano de vocación y formación, ello es ahora más evidente, luego de la derrota que le propinamos los larenses en diciembre del año pasado.
En estos momentos, lleno de reconcomio y a sabiendas que los guaros lo volveremos a derrotar el 8D, junto con sus candidatos a Alcalde y concejales, es él quien dirige la bastarda maquinación, para que luego que se confirme su debacle electoral, el gobierno nacional le arrebate lo que por derecho y tradición corresponde dirigir a los barquisimetanos como lo es Mercabar, el Parque Ferial y Comdibar, como ya hizo con Fudeco, la Flor de Venezuela, sede de la Fundación del Niño, el aeropuerto Jacinto Lara y pronto Hidrolara.
Reyes Reyes es un autócrata acostumbrado a mutilar los derechos democráticos de quien lo enfrenta y lo derrota, como le hizo al combativo gremio de educadores, creando la tristemente célebre Fundaescolar en el 2003, para cercenarles el derecho a los nuevos docentes que ingresen al servicio del estado a sindicalizarse, gozar de los beneficios de los Contratos Colectivas y con ello condenar al declive al gremio, en venganza porque nunca nos arrodillamos a sus designios y por-que lo vencimos en la calle, en tribunales y en la Sala de Conflictos de la Inspectoría del Trabajo.
En vista que los larenses lo rechazan, Chávez lo consuela creándole un virreinato llamado Corpolara, donde administra, a su oscuro y libérrimo antojo, dineros que según la Constitución y la Ley le corresponden ser gerenciados por el gobernador que democráticamente elegimos los larense. Ello sin ninguna contraloría, escrúpulos ni moral, pues lo emplea mayormente para man-tener la brigada roja de vasallos y pretorianos, además de otorgar contratos a su sombrío convenir
No conforme con su virreinato y de haber convertido la sede de la Fundación del Niño de Las Trinitarias en el castillo de su reina, es también el motor de las intrigas que se tejen contra Henri Falcón, pues quiere ver sentado en el trono del palacio de gobierno de la 19 a su príncipe heredero, misión que se la encomendó a al verdugo real, Pedro Carreño.
No es infundado sospechar que es El quien dirige el plan para sacar a El Impulso de circulación.