Este lunes fue de incomodidades para quienes viajaban desde y hacia Barquisimeto por el oeste del estado Lara pues muy temprano fue cerrada la intercomunal Florencio Jiménez, en esta oportunidad a la altura del caserío Auyamal, cerca del distribuidor El Rodeo.
Esta vía principal es cerrada de manera frecuente por vecinos de barriadas ubicadas en sus alrededores quienes protestan por fallas en los servicios públicos.
Pero en esta oportunidad los autores del cierre eran ex trabajadores de la empresa Enmohca, dependiente del Ministerio del Ambiente, despedidos hace más de tres meses de la obra.
A las siete de la mañana llegaron procedentes de los diferentes frentes del sistema, procediendo a colocar restos vegetales, cauchos en llamas y una mesa alrededor de la cual esperaban sentarse a negociar con el funcionario de Enmohca que acudiera a hablar con ellos.
“Aquí no ha llegado nadie del Gobierno y ya estamos cansados de tanta mamadera de gallo en lo que respecta al pago de nuestras prestaciones sociales”, dijo Lenín Valenzuela, de Siticmpcel, el sindicato que los agrupa.
Son unos 400 obreros los despedidos a quienes, de acuerdo a su denuncia, la empresa no les ha cancelado lo que les corresponde por prestaciones sociales.
“Está terminando el año y nosotros limpios; ya tuvimos que hacer maromas para comprarle los útiles escolares a los hijos y ahora llega Navidad y seguimos pelando, además nadie nos da razones sobre nuestros pagos”, enfatizó.
Javi García, otro de los afectados, indicó que el pasado mes de mayo liquidaron un lote de 180 obreros de Yacambú pero “los arreglaron como peones de hacienda, les dieron lo que les dio la gana”.
Conforme transcurrían las horas la cola de vehículos en ambos sentidos se iba extendiendo hasta superar los tres kilómetrtos en ambos sentidos.
Mientras tanto, las personas que viajaban en vehículos colectivos bajaban de los mismos para cruzar caminando un largo trayecto hasta abordar otras unidades y de esa forma continuar hacia su destino.
Algunos optaban por hacerlo con los mototaxistas que se multiplicaron en pocos minutos y zigzagueaban peligrosamente entre los caminantes.
“¿Que culpa tenemos nosotros de que este Gobierno no le pague a esta gente para que debamos sufrir las consecuencias de otro cierre de la vía?”, dijo una señora mientras caminaba presurosa sobre los obstásculos.
“Uno para venir a Barquisimeto va a tener que hacerlo de madrugada porque todas las semanas hay protestas y uno pierde mucho tiempo”, expresó otra.
Martín Páez, secretario general del sindicato, lamentó las molestias ocasionadas a los viajeros.
“Nosotros entendemos que esa gente no tiene nada que ver con nuestros problemas con Enmohca, pero solamente presionando podríamos lograr algo”, expresó.
Dijo que han sostenido varias reuniones y han enviado informes a todas partes pero los representantes de la empresa no dan ninguna solución, se paran de las mesas cuando están discutiendo.
Informó que el caso está en conocimiento de la Asamblea Nacional, el Ministerio del Ambiente, la Presidencia de la República y la Inspectoría del Trabajo, pero nada ocurre, de allí que hayan decidido salir a protestar.
La semana pasada estuvieron frente a las oficinas de Enmohca en la Zona Industrial y luego de varias horas de espera tuvieron que retirarse pues nadie les atendió.
“Gastan todo el dinero del mundo en una campaña electoral, pero para nosotros no hay”, enfatizó Páez.
En el centro de la vía, los obreros levantaban las pancartas en algunas de las cuales se podía leer: “Lara necesita agua, reactiven la obra del túnel de Yacambú”; “Chávez vive, la lucha sigue, eficiencia o nada. Queremos solución”; “Señor ministro, no somos guarimberos, somos trabajadores revolucionarios”; “Presidente Maduro, firme el punto de cuenta para que nuestros pasivos laborales sean cancelados”.
Cerca de las diez de la mañana llegó un piquete de la Guardia Nacional para tratar de hacerlos desistir de la protesta, pero, a excepción de apagar las llamas de los cauchos viejos nada pudieron hacer.
El jefe del piquete prometió una llamada a alguien para que se trasladara al sitio pero falló en su intento ante la decisión de los manifestantes de no retirarse hasta tener alguna información oficial sobre el pago de lo que les adeudan, una suma millonaria, de acuerdo a los dirigentes de los trabajadores.
Los uniformados, así como algunos policías uniformados, quedaron en el lugar con el fin de mantener el orden, en particular alejar a los motorizados que continuaban haciendo piruetas en el sitio de la protesta.
Sintiéndose más seguros, algunos optaron por descansar a pesar del intenso calor y hasta hubo quienes se dieron el lujo de colgar chinchorros o hamacas en sus gandolas y hasta en los árboles inmediatos a la arterias vial.
También algunos vendedores de agua, refrescos y helados aprovecharon la ocasión para hacer sus ventas.
A la una de la tarde los directivos consideraron que los viajeros no debían seguir sufriendo por la negligencia de quienes dirigen Enmohca y optaron por retirar los escombros y permitir la reanudación del tránsitro automotor.
Muy lentamente la situación comenzó a normalizarse, aunque no fue hasta cerca de las tres de la tarde cuando eso ocurrió y los viajeros hacia y desde Barquisimeto pudieron utilizar la importante arteria vial.