Venezuela puja por beatificar a su «santo médico de los pobres»

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«Para mi es milagroso, me salvó a mi hijo», dice Ismeri Guevara mientras vende en una iglesia de Caracas imágenes de José Gregorio Hernández, «el santo médico de los pobres», por cuya beatificación rezan los venezolanos, encabezados por el presidente Nicolás Maduro.

El sábado se cumplieron 149 años del natalicio de este médico y su poblado natal de Isnotú, en Trujillo (oeste), y la iglesia de La Candelaria, en el centro de Caracas, donde reposan sus restos, se convirtieron en destinos de peregrinaje de miles de personas el fin de semana.

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«Médico del cuerpo y del alma, que nos socorres en los momentos de prueba y nos santificas en los momentos de dolor», clamó el obispo auxiliar de Caracas, monseñor Fernando Castro, durante la homilía del sábado en La Candelaria y en la que se pidió por la beatificación de José Gregorio Hernández.

«Al no estar beatificado por la iglesia, no se le puede rendir culto público, se ora por él, por su pronta beatificación. Hay mucha gente que acude a Jesucristo a través de José Gregorio, es una devoción muy arraigada entre los venezolanos», explica monseñor Castro a la AFP.

Monseñor Castro encabeza la oficina que promueve la causa de José Gregorio, iniciada en 1949 y reactivada hace meses luego de que el papa Francisco manifestara su interés en el proceso.

«Eso nos alienta, todos deben poner por escrito los presuntos milagros. La oficina los reúne y si Dios pone su dedo, seguramente podremos presentar el milagro para que la Iglesia lo beatifique», explica Castro al detallar que el primer paso, «el más importante», se dio el 16 de enero de 1986, cuando Juan Pablo II dictó «el decreto de venerable».

Milagros médicos

Ismeri Guevara, de 41 años de edad y que vende desde adolescente imágenes de José Gregorio en La Candelaria, es una de los venezolanos que dicen haber sido auxiliados por el «médico de los pobres».

«Cuando nació mi niño, estaba muy mal, decían que se moría. Yo también estuve mal. Nos tuvieron en el hospital más de un mes, yo le recé a José Gregorio Hernández y él mismo vino, lo vi, a decirme ‘ya he curado a tu hijo’. Mi hijo se puso bien, le puse José Gregorio», dice la mujer a la AFP.

Es común que los devotos de este médico, muerto trágicamente al golpearse la cabeza tras ser arrollado el 29 de junio de 1919 por uno de los contados autos que circulaban en Caracas, narren haberlo visto, con bata blanca y estetoscopio al cuello, tal y como aparece en el lienzo colocado junto a su tumba.

Gustavo Henríquez, de 48 años, recuerda cómo, en su niñez, fue «visitado y curado» por José Gregorio Hernández, luego de quedar paralizado de la cintura hacia abajo por una caída en su natal Delicias, en el Táchira (suroeste).

«Tenía cinco años, estaba en cama, sin moverme y oía a mis primos que jugaban en el patio. Me quedé medio dormido y luego vi a un señor de bata blanca, de bigote, muy bien peinado. Me dijo: ‘¿quieres ir a jugar?’. Le respondí que sí. ‘Ponte de pie y vete a jugar’. Y pude caminar después de semanas», narra Gustavo a la AFP.

Su madre y sus tías, añade Gustavo, lloraron al verlo caminar y al contarles que un médico lo fue a ver, ellas clamaron «¡milagro!». «Fueron a buscar una imagen de José Gregorio Hernández, la vi y les dije que era ese doctor. Mi mamá, que era devota, me trajo a Caracas, a La Candelaria, a la tumba para agradecerle», explica.

Monseñor Castro explica que en 1987 y en 2009 se presentaron «un par de presuntos milagros» -en reserva por «decreto sumarial»- pero las comisiones médicas del Vaticano las rechazaron por ser explicables desde el punto de vista científico.

Apoyo político

La causa de José Gregorio Hernández es promovida desde la palestra política por Maduro, que abordó el tema con el papa Francisco en audiencia en junio pasado y que el sábado anunció recursos públicos para culminar un santuario en honor al médico en Trujillo.

«El Vaticano lo ha ninguneado porque él es del pueblo. Le tienen que dar el título que ya le ha dado el pueblo. El médico de los pobres. José Gregorio Hernández va a ser santo, así me lo dijo el papa Francisco», dijo Maduro días atrás.

Monseñor Castro subraya que es «maravilloso» que Maduro recoja «el sentir del pueblo venezolano», pero advierte que no se puede hablar de una «cuestión de discriminación».

«Decir que no es beatificado porque no es obispo, religioso o sacerdote no tiene ningún fundamento. Se viene trabajando en esta causa desde 1949, la dedicación de la Iglesia venezolana es muy grande, el proceso es estricto», explica Castro, quien el 8 de octubre envió una imagen de José Gregorio a la presidenta argentina Cristina Kirchner, operada de un hematoma craneal.

La beatificación es el paso subsecuente a la declaratoria de «venerable» y es previo a la canonización.

El caso más reciente de la beatificación en Venezuela se registró en 1995 y es el de la Madre María de San José, religiosa fallecida en 1967 y que dedicó su vida a ayudar a los más desfavorecidos.

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