Vecinos afirmaron que era la primera vez que un homicidio ocurría en el sector. No le conocían enemigos a la víctima. La madrugada de ayer, Fernando José Mariño González (32) se desplomó sin vida en el patio del frente de su casa, en Sarare, luego de que un desconocido le disparara una vez en la parte posterior de la cabeza.
El hecho fue reportado por vecinos cerca de las 3:30 de la mañana, por lo que se dirigieron al sitio lo más pronto posible. Una vez allí, observaron que el cuerpo ya había sido tapado por los familiares con una sábana, por lo que procedieron a resguardar la escena del crimen y a alejar a los curiosos, quienes con el pasar de las horas fueron haciendo un grupo más grande a las afueras de la vivienda. A los pies de la víctima se hallaban un teléfono celular y tres botellas de cerveza, así como una cajetilla de fósforos.
Fue posible conversar con Jean Carlos Mariño González, hermano del occiso y quien se encuentra en silla de ruedas. Él relató que había oído dos disparos a eso de las 3:00 de la madrugada, pero pensó que se trataba de otra cosa. “10 minutos más tarde un vecino me avisó que mi hermano estada tirado en el patio porque alguien le había disparado”, dijo, explicando que poco después salió de la casa y se percató de que sí se trataba de Fernando.
En la vivienda también se encontraba su padre. “La última vez que me comuniqué con mi hermano fue como a las 9:00 de la noche (del sábado). Por mensaje de texto supe que andaba donde una vecina. Me escribió que mamá aún no había llegado a casa”, dijo, añadiendo que un año atrás Fernando había regresado a casa de su familia, ubicada al final de la calle Juares con calle 4, en el sector San Nicolás de Sarare, luego de haber vivido un tiempo en Valencia y Caracas.
El mayor de cuatro hermanos, Fernando no tenía hijos y realizaba trabajos de albañinería. Sus parientes y vecinos no le conocían enemigos. Al mediodía arribaron al sitio del hecho los funcionarios del Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas, quienes procedieron a efectuar la perimetría y pesquisas correspondientes.
En ese momento fue posible apreciar que la víctima vestía con jeans, una franela azul oscuro, una camisa beige a cuadros y zapatos deportivos. Yacía boca arriba sobre el charco de sangre producto de las heridas de entrada y salida que presentó en el cráneo.
Vecinos del sector que por curiosidad se agolpaban frente a la vivienda, se refirieron al barrio como una zona muy tranquila, afirmando que era la primera vez que allí ocurría un homicidio.