En la actualidad se observa que somos una sociedad enferma, entre las enfermedades que padecemos está la disolución del vínculo familiar. Los padres no se responsabilizan de sus hijos y consideran que son los abuelos, los tíos, los primos, los amigos, los vecinos y finalmente la escuela quienes deben darle lo que ellos no le brindan: amor, protección, atención, normas, alimentación, ropa, entre otras cosas.
Van dejando la responsabilidad a otros, y como la gente considera que los niños no son culpables de los padres que tienen, cualquiera asume su atención. Otras veces no tienen tanta suerte y la calle sirve de madre y padre sustituto. Estamos ante una distorsión que nos está causando graves consecuencias en la vida cotidiana. Tenemos una gran cantera de delincuentes que han salido de ese tipo de hogares, personas sin vínculos afectivos positivos, sino dolor, rabia con sus padres, ya que ellos fueron sus verdugos. Quienes debían protegerlos, atenderlos los dejaron huérfanos, aún estando vivos, es decir, fueron padres ausentes. No asumieron lo que ellos decidieron libremente: traer un hijo al mundo. Vuelvo a repetir, tener un hijo no es un hecho romántico como creen los novios, amantes o esposos, es una responsabilidad para siempre, ya que es una persona que vendrá a este mundo a través de ellos y por tanto, requiere atención integral hasta que sea mayor de edad o hasta que pueda valerse por sí mismo. Nosotros somos la especie animal que tarda más en madurar, en ser independiente. Por lo tanto, requerimos de un espacio adecuado, un hogar, organizado, con normas, con protección, amor, y respeto. Además, donde haya una jerarquía de autoridad clara y no sea un grupo de personas quien de las normas -muchas veces contradictorias- sin que el niño sepa a quién atender. Una sola persona debe ejercer la autoridad, y es naturalmente, el hombre, el padre… si no está presente, entonces la madre.
Considero que esos hogares inestables, donde hay tantas distorsiones o modelos inadecuados para el niño, ya que lo consideran un estorbo, una persona que no tiene valor, en fin… una carga, entonces hay falta de amor y respeto. Crece con muchas carencias y va a buscar en la calle lo que no tiene en casa: un afecto, aunque sea un espejismo, como los amigos negativos, las drogas, el alcohol, la prostitución, la inercia. Van detrás de la felicidad, lo que pasa es que la están buscando donde no está. La felicidad está dentro de cada persona, por muy dura que sea su realidad: el hogar donde nació, los padres, la familia que eligió para aprender, debe sobreponerse y no usar ninguna sustancia química, vegetal ni nada exterior que lo lleve a evadirse de su realidad. La realidad está aquí, en el ahora, hay que enfrentarla y salir adelante. Si me pegan y me doy cuenta que no debo ser maltratado, debo tratar de seguir lo que me dice la autoridad para que no haya castigos y perdonarlos, porque no saben lo que hacen.
Escribirles cartas de lo mal que me siento por lo que hicieron, y quemarlas, para sacar del corazón el dolor que nos han proporcionado quienes deberían darnos protección y seguridad. Buscar actividades alternativas para sacar nuestro dolor como escribir poesías, cuentos, cantar, escuchar música que eleve el espíritu. Además, meditar. Apartarnos a un lugar silencioso y sentir la respiración, sin prestar atención a los pensamientos que lleguen, hasta que dominemos la dirección que deseamos. Hacer visualización creativa para imaginar y vivir lo que deseamos de verdad, imaginar el amor que deseamos que nos den las personas que queremos. Son técnicas que se pueden aprender y de esa manera, transformar una realidad dolorosa en otra amorosa.
Se nos ha escapado la situación de las manos y todos somos responsables de lo que está pasando, por lo tanto, debemos abocarnos a darle solución a la causa de la delincuencia. Allí está la raíz, en la familia. Un niño que crezca dentro de una familia donde es valorado, respetado, amado, atendido integralmente, donde el padre y la madre sean modelos positivos, expresión de amor, respeto, tolerancia, aceptación, entonces tendremos niños más felices, con valoración positiva que no atraerán situaciones negativas a su vida. Vamos a trabajar en una campaña organizada para que los padres asuman la responsabilidad de una crianza adecuada y tendremos menos delincuentes en las calles.
