¿Dónde esta la felicidad?

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Dios consideraba que la felicidad era un premio que los seres humanos deberían merecer, un premio a su trabajo, honradez y constancia; entonces reunió a sus ángeles consejeros y les pregunto: ¿cuál sería el lugar ideal donde pudiera esconder la felicidad para que solo los justos pudieran encontrarla?
Unos dijeron que en la cima de una gran montaña, otros que en el fondo del mar, o tal vez en una pequeña isla en medio del océano. ¿Quién lo buscaría allí? Mejor en un lejano planeta. Nadie lo podría encontrar. Entonces Dios le preguntó al mas viejo y sabio de todos los ángeles: ¿a donde crees que debo esconder la felicidad?
El ángel, sonriendo, respondió: ¡En el corazón humano! Es el único lugar a donde el hombre nunca se acerca. Todos sin excepción queremos ser felices, anhelamos nuestro bienestar, pero: ¿en verdad no sabemos dónde está, ni en qué consiste?
Nos pasamos la vida buscándola por todos lados sin encontrarla… pensando que es un lugar a donde ir o una meta que alcanzar. La felicidad es sentirte a gusto contigo mismo, con lo que haces, con el lugar donde te encuentras en este momento. ¿Sabias que puedes ser feliz ahora mismo, ahí donde estás, si lo decides valientemente?
Muchas personas buscaron la felicidad en el dinero, adquirieron y acumularon riquezas y por conseguirlas y cuidarlas no las pudieron disfrutar, perdieron su salud, su familia, sus amigos y su vida en el empeño de atesorarlas. Algunos envejecieron ricos y solos, sin haber encontrado la felicidad. Otros buscaron la felicidad en el poder, manejaron y manipularon la vida de muchos, fueron temidos y envidiados, pero a la final resultaron solos, visitados solamente por el interés y la ambición de sus allegados, sin conocer nunca la compasión, la alegría, el verdadero amor o la amistad desinteresada.
Un grupo más pequeño la buscó en la fama, pero ésta se esfumaba todas las noches cuando el teatro quedaba vacío y ya no había aplausos; tanta soledad después de esa gran multitud hacía que el silencio fuera ensordecedor. Otros mas trataron de encontrar la felicidad en el placer. Cuan efímero es el placer… aunmentando las dosis cada vez mas, hasta hastiarse y no poder sentir nada.
Dios colocó la felicidad en un lugar donde nadie pudiera robarla, comercializarla, esconderla o apropiarse de ella. La colocó en el lugar más seguro del mundo y en el más accesible de todos, en nuestro interior, al lado de corazón, en donde reside nuestra alma. Los vacíos internos sólo se pueden llenar con pensamientos, sentimientos y actos positivos, desinteresados y bondadosos.

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