Científicos de la Universidad de Northwestern, en Chicago, Estados Unidos, han descubierto una nueva pista crítica acerca de por qué algunas personas son capaces de controlar el virus de la inmunodefiencia humana (VIH) a largo plazo sin tomar medicamentos antivirales, un hallazgo que puede ser útil para reducir los tratamientos con medicamentos en el caso del resto de personas con VIH, según los resultados de la investigación, publicada en ‘Plos One’
Estos individuos excepcionales que no requieren medicamentos tienen una dosis extra de cierto tipo de proteína inmune que impide la propagación del VIH en el cuerpo al convertirlo en un «pelele impotente», según subrayan los autores. El nuevo hallazgo proviene del análisis de las células de estos raros individuos, que son el 1 por ciento de las personas con VIH, a los que se llama «controladores» por soportar el virus sin medicamentos, y el VIH en el laboratorio.
Actualmente la mayoría de pacientes con VIH deben tomar potentes medicamentos antirretrovirales diariamente de por vida, porque si detienen la ingesta de medicamentos, el virus se reactiva rápidamente a niveles peligrosos, incluso después de años de tratamiento. «La preservación e incluso el aumento de esta defensa en las células puede hacer que más personas infectadas por el VIH sean controladores y evitar que el VIH repunte a niveles altos y dañinos cuando se suspende el tratamiento», dijo el autor principal del estudio, Richard D’Aquila, director del Centro de Investigación traslacional del VIH en Northwestern.
D’Aquila y sus colegas están ahora trabajando para desarrollar un medicamento que estimule esta proteína inmune defensiva denominada APOBEC3G o A3 para abreviar. Se sabe mucho sobre cómo el sistema inmune de los controladores combate inicialmente el virus, pero el VIH se escapa rápidamente de que la primera línea de defensa al mutar y evadir el sistema inmune adaptativo, por lo que se ha estudiado mucho cómo estas personas controlan a largo plazo el VIH sin medicamentos para no desarrollar el sida y parecía que había una segunda línea de defensa en el sistema inmunológico.
En el nuevo estudio, D’Aquila y su equipo han descubierto que los controladores, mucho después de haber adquirido el VIH, tienen una oferta más abundante de la proteína inmune A3 en células específicas de glóbulos blancos llamadas células T de memoria en reposo, donde el virus permanece en silencio en una forma inactiva y se reactiva cuando se suspenden los medicamentos antiretrovirales. Sin embargo, en los controladores su abundancia de A3 hace que cualquier nueva cepa de VIH hecha de esas células hereda una porción de A3 que convierte los nuevos virus en débiles e inofensivos que no pueden infectar a otras células.
La enérgica A3 es una parte crítica del sistema inmune intrínseco recientemente caracterizado y que reside en muchas células del sistema inmunológico incluyendo las células T en reposo. A diferencia del sistema inmune adaptativo, que no reconoce el virus mutado, el sistema inmune intrínseco no puede ser engañado. «El sistema inmunológico intrínseco reconoce las agallas básicas del virus, los ácidos nucleicos, que el VIH no puede cambiar, y luego daña los ácidos nucleicos», explicó D’ Aquila.
D’ Aquila teoriza que la primera línea de defensa de los controladores ralentiza la capacidad del VIH para destruir todas las A3. «Si conservamos A3, se podría minimizar la propagación del VIH a través del cuerpo, algo que parece hacer esta proteína en los controladores», argumenta este experto, quien teoriza que, de lo contrario, todas las reservas de la proteína son eliminadas si el VIH se replica sin control durante varios meses.