Culminó el coliseo y la paz regresó a cárcel de Uribana

Luego de dos días de coliseo, la tranquilidad retornó a Uribana.
Una vez que ingresaron a los 36 privados de libertad que estaban en el anexo del Rodeíto hasta la cárcel de Uribana, a las 9:20 de la mañana se dio paso a la visita de los miércoles. Funcionarios de la Guardia Nacional, custodios estaban como si nada hubiese pasado, y familiares de los reclusos iban cargados de paquetes, en su mayoría con ropa y comida.
Se conoció que en la parte de la revisión de los paquetes se encontraba un médico, quien recibía las medicinas de aquellos que resultaron heridos en la práctica sangrienta y se encargaba de permitir la entrada o no de las medicinas.
El coliseo dejó a su paso la cantidad de dos privados de libertad fallecidos y 128 heridos, de los cuales 55 fueron atendidos adentro.
Comunicado
En cuanto a los hechos violentos suscitados en Uribana, el Observatorio Nacional de Prisiones, hizo un pronunciamiento en donde exhorta al Ministerio de Asuntos Penitenciarios a tomar las medidas, para que no se repintan este tipo de prácticas carcelarias, al Ministerio Público para que se inicien las averiguaciones, así como a la Comisión de Cultos y Régimen Penitenciario, a la Defensoría del Pueblo para que garantice los derechos humanos de los privados de libertad.
Humberto Prado, director del Observatorio, recuerda en el comunicado que el 8 de noviembre del 2010, la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos, hizo un llamado urgente a las autoridades de Uribana, para que retomaran el control interno del penal y acabaran con la agresión colectiva entre los internos, denominada coliseo.
Era de Yaracuy
Domingo Enrique Muñoz Sandoval (20), interno asesinado la tarde del martes en Uribana, era natural de Sabana de Parra, estado Yaracuy. Sexto de nueve hermanos y deja huérfana a una bebé de 7 meses.
Hace dos años, fue detenido por robo, llevado al Internado Judicial de San Felipe, conocido como La Cuarta, y hace 8 meses trasladado a Uribana. La mañana del martes se comunicó con su madre y le dijo que si le pasaba algo, cuidara de su hija y a las 2 de la tarde recibió la llamada que lo habían asesinado de múltiples impactos de bala.
Foto: Simón Alberto Orellana