El ciclo político que comenzó en Venezuela a raíz del triunfo electoral de Hugo Chávez en diciembre de 1998, cumple a finales de año tres quinquenios. Al igual que todos los regímenes autoritarios que lo precedieron llámese Gomecismo o Prejimenismo, el proyecto se fundamentó en el cambio de la Constitución, para hacer de esta, imagen y semejanza del personaje de turno, para que este a su vez, pudiera amoldarla a sus designios y hacerse del control total del poder y por esa vía imponer un modelo político, basado en el culto a la personalidad, la destrucción de la Institucionalidad y el secuestro absoluto de la Nación.
Las anteriores experiencias, tuvieron esas nefastas características en lo político, pero con el transcurrir de los años, tanto quienes fueron sus fieles seguidores, como quienes somos diametralmente opuestos a esa formas primitivas de gobierno, no dejamos de reconocer algunas cosas positivas, en el caso de Juan Vicente Gómez la creación de la Hacienda Pública y la designación de venezolanos competentes y reconocidos por el País, al frente de los Ministerios del despacho ejecutivo y en cuanto a Marcos Pérez Jiménez la ejecución de grandes obras de infraestructura, que gracias a su calidad, todavía son del disfrute del colectivo Nacional; pero cuando nos toca evaluar los quince años de este tenebroso accidente histórico denominado Chavismo, el sólo hecho de sobrevivir en +el, ya resulta una verdadera odisea, porque estos desadaptados, ineptos y corrompidos personajes, no sólo no dejarán nada que la sociedad pueda recordar con agrado, sino que serán los acreedores absolutos de la destrucción de algunas cosas dejadas por las dictaduras anteriores y de las grandes obras construidas por la Democracia, en los cuarenta años de mayor progreso social, político e institucional de nuestra historia republicana que comenzó en diciembre de 1958 con el triunfo del presidente Betancourt.
Han devorado la inimaginable y más grande bonanza económica del país, que al contabilizarse en un billón, 300 mil millones de dólares, triplica los ingresos obtenidos por Venezuela desde la llegada de Cristóbal Colón, pasando por Simón Bolívar y la guerra de independencia hasta 1998 y los resultados de este desmadre oficial, son los que vemos y padecemos todos los días del mundo; en materia eléctrica la democracia necesitó de 39.000 millones de dólares y veinte años para encenderle la luz a los hogares de los venezolanos y estos han gastado más de 70.000 millones de dólares, para apagarle los bombillos a nuestras casas, empresas y calles del país y la solución que ofrecen es “emergencia eléctrica”, “sabotajes”, “alto mando eléctrico” y “militarización del sistema eléctrico”; las viviendas que ofrecieron con la “Misión Vivienda”, la “Gran Misión Vivienda” y el “órgano Superior de Vivienda” todavía esperan por su conclusión, después de más de un año que fueron prometidas en la campaña electoral del difunto, aduciendo falta de cemento y materiales, luego de expropiadas y nacionalizadas las cementeras; la seguridad y protección de los ciudadanos lleva veinte planes, incluyendo el “patria segura” y los resultados los tenemos a la vista todos los días, con el parte semanal de guerra, que lleva a la fecha más de 260.000 muertes violentas en estos tres quinquenios y el flamante ministro del interior anunciando la disminución de los índices delictivos; en vialidad llevamos “decretos de emergencia vial”, “consejo superior de vialidad” “batallones de ingenieros” y nuestras carreteras y vialidad agrícola totalmente destruidas y lo que nos faltaba para cerrar con broche de oro el ciclo, porque había sido un problema superado al igual que los anteriores, la falta de alimentos, el desabastecimiento y la escacez, también ha recibido “soluciones oficiales” denunciando la “guerra económica” y para hacerle frente crearon el “estado mayor económico”, “órgano superior de economía” y decretaron la “emergencia económica y alimentaria”, para torcerle el brazo a la inflación y el resultado real es, que no hay harina, mantequilla, aceite, papel higiénico, azúcar y otros productos de la cesta básica. La conclusión es, que con las propuestas efectistas, fantasmagóricas y vacías, aquí enumeradas, no reactivaremos el país y el aparato productivo y por ende, lejos de solucionar los graves problemas, estos seguirán agravándose en perjuicio de todos los venezolanos. Tanto va el cántaro a la fuente, hasta que se rompe!
Apuntes Soluciones Mágicas
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