Se trata de una comunidad que ha venido creciendo sin planificación alguna, sólo con la participación de familias humildes que, ante la carencia de planes de viviendas, optan por construirlas de manera rudimentaria con el fin de disponer de un techo propio.
Para José Gregorio Colmenares, de la asociación Amigos de Humocaro Bajo (en formación), el crecimiento irregular de la población, con el nacimiento de nuevas barriadas como esa, se debe a que hace muchos años que en Humocaro Bajo ningún organismo oficial construye viviendas.
Pero advierte que en este caso las construcciones de ranchos se están dirigiendo hacia la montaña, un patrimonio que debe ser conservado verde pues de allí salen las aguas que consume la población.
“Aquí no existe lo que llaman PDUL (Plan de Desarrollo Urbanístico Lara), como si no tomaran en cuenta a a población para nada.
Ingresar a La Manga es todo un sacrificio pues calles no existen, sólo caminos por los que no pueden pasar ni los vehículos rústicos en temporada de invierno.
Joaquín Aranguren, un vecino, señala que están cansados de enviar comunicaciones a la alcaldía de Morán para que arreglen algo lo que aún llaman calles pero no les hacen caso.
“Es como si no existiéramos; y al alcalde Palma no lo conocemos porque nunca ha venido por aquí; será que no quiere que se le ensucien los zapatos”, agregó.
En el sector se encuentra el campo de béisbol cuyo mantenimiento está a cargo de los deportistas porque tampoco reciben ayuda alguna por parte de la alcaldía.
Algunos sueltan en el terreno sus vacas o chivos para que eliminen la maleza y así poder jugar con mayor comodidad.
Al estadio también le hacen falta tribunas y acondicionamiento de los dogouts y del terreno.
Al lado queda el cementerio de la población y realmente representa hasta un riesgo ingresar en él pues todo está cubierto por la maleza al punto de que encontrar una tumba familiar es muy difícil pues todas están cubiertas por el monte.
“Hace mucho tiempo que a este cementerio no le meten la mano haciéndole limpieza para que las personas puedan visitar las tumbas donde reposan los restos de sus familiares”, precisó Aranguren.
El campo santo tampoco tiene cerca alguna, lo que aprovechan elementos antisociales para esconderse luego de cometer sus fechorías ya que saben que los policías no ingresarán a esa selva a tratar de capturarlos, en especial en horas de la noche.
En las mismas condiciones está la manga de coleo, que apenas recibe un “cariñito” cuando se celebran tardes de toros coleados.
En general, los habitantes del barrio La Manga tienen razón cuando afirman que se encuentran completamente desasistidos por todos los organismos, comenzando por la alcaldía que, afirman, nunca ha realizado un operativo para acondicionarle su vialidad, aunque sea la mal llamada calle principal.