Planteamientos – La (in)sostenibilidad universitaria

Uno de los aspectos, si se quiere, colateral, que apareció en el conflicto universitario reciente, sin que fuese objeto de la debida discusión, tiene que ver con la denominada sostenibilidad financiera de las instituciones de educación superior. El problema se discute en el ámbito mundial, sobre todo en aquellos países que atraviesan por momentos de recesión económica, en los cuales el recorte del gasto público y los niveles de endeudamiento, inevitablemente contagia a todas las instituciones que dependen del Estado.
La Asociación de Universidades Europeas, ya en el 2008, en un Informe donde aborda la situación, plantea asumir como criterio único la definición de “financiamiento completo”, como “la aptitud de identificar y calcular todos los costes directos e indirectos de las actividades de la universidad, incluyendo los proyectos, con el fin de dejar espacio suficiente para la diversidad en las aproximaciones”. Sobre esa base, existirán elementos de juicio para determinar mejor la capacidad operativa real, y promover acuerdos con los distintos autores involucrados proveedores de fondos, a partir de las recomendaciones formuladas, agrega el citado documento. Llama la atención, la relevancia que a tales efectos le asigna a la autonomía universitaria, como una de las vías para alcanzar dicha sostenibilidad.
Un reportaje del Servicio de Información y Noticias Científicas, del año pasado, da cuenta la creación en Europa de las denominadas “spin off”, representativas de un modelo que enfrenta la crisis con ideas de negocio innovadoras. “Son las que llevan a la práctica el concepto de transferencia de tecnología, las que sacan la investigación de los departamentos de las universidades, la orientan al mercado y la ponen a facturar. Eso sí, para que esta aventura culmine en éxito, la mayoría de ellas necesita un socio industrial que ayude con el proceso de comercialización”, sostiene el relato de experiencias de emprendedores.
En España, por ejemplo, la compañía Halotech DNA, fue creada en el 2008, por la Universidad Autónoma de Madrid (UAM); la firma aragonesa BitBrain fue creada en 2010 fruto de una tecnología que se desarrolló en el departamento de Neurotecnología de la Universidad de Zaragoza. En el 2004, la acadesina, molécula, que ha demostrado actividad contra leucemias y linfomas, fue descubierta y patentada por la Universidad de Barcelona y ese mismo año, Advancell, una unidad de negocios de dicha universidad, adquirió la licencia.
Sin pretender renunciar a su condición de institución universitaria como tal, manteniendo sus funciones dentro del modelo clásico por antonomasia, para convertirse en un modelo productivo, se exploran y desarrollan iniciativas que propicien el autogobierno financiero.
De alguna manera, guardando las distancias, los parámetros de la planificación presupuestaria resultan similares para el caso venezolano. La autonomía económica y financiera para organizar su propio patrimonio, por ley, es potestativa de las universidades, así como la generación de ingresos propios.
El capítulo correspondiente a las empresas rentales no ha sido suficientemente analizado por la comunidad universitaria. Las denuncias acerca del mal manejo del personal, las pérdidas y la no rendición de cuentas, es una asignatura pendiente que ahora se espera sea convalidada por el MEU.
La dinámica de una economía rentística como la nuestra, cuyos ingresos fiscales están sujetos a los precios petroleros, muestra una evolución en materia universitaria, donde el fenómeno de la masificación ha condicionado de manera importante la sostenibilidad financiera. ¿En qué momento la reconducción presupuestaria se convirtió en una práctica recurrente? O, ¿A partir de cuándo las insuficiencias presupuestarias se volvieron crónicas? Por decir lo menos, es el tipo de interrogantes que pudieran desencadenar un análisis de mayor alcance para entender mejor la manera cómo se ha conducido la gestión pública de las universidades.
De mantenerse las actuales condiciones económicas del país, las proyecciones del gasto o de la inversión, apuntan a la insostenibilidad universitaria.