AD 72 AÑOS DE SU NACER

La epopeya cívica librada por Acción Democrática, es uno de los acontecimientos más conmovedores y deslumbrantes, que con orgullo, registra en sus páginas, la historia política venezolana. Partido que se forjó para hacer historia y, la propia suya, encuentra eco, huella y emoción tumultuosa, en quienes aman el derecho y la libertad, como las herramientas de los pueblos, para labrarse el destino, que mejor integran la democracia, como el único sistema político susceptible de absoluta libertad.
Nace de la entraña popular, el día de perpetua celebración, el 13 de septiembre de 1941 y a lo largo de esta sugerente elipse histórica, se va conformando un partido, implantado en todo el territorio nacional, de diáfana concepción nacionalista, revolucionaria y antiimperialista, que el pueblo lo asumió conscientemente, como su más idóneo instrumento de emancipación económica, política y social.
En el anunciador año de 1936, empiezan a formarse los partidos políticos modernos venezolanos. Cesaba la feroz dictadura gomezcista, con su negro caudal de vejámenes, atropellos y destrucción de la institucionalidad democrática y una contagiosa influencia de renovación política y revolucionaria, desencadena la aparición de ORVE, el PDN y PRP, que forman la trilogía, que con afloramiento de las ideas marxistas y de la social democracia europea, constituyen la materia primera de las grandes organizaciones políticas nacionales.
Acción Democrática nace del glorioso PDN, síntesis democrática y revolucionaria del pueblo venezolano. Su líder prominente Rómulo Betancourt, en palabras del historiador Germán Carrera Damas: “No sólo promovió la creación de un partido del pueblo; sino también la formación de un pueblo para un partido: su partido Acción Democrática”.
En la histórica Acta, del 13 de septiembre, que le da partida de nacimiento a la vez que acredita la constitucionalidad y legitimidad de Acción Democrática, aparecen tres firmas que exornan sus anales: Rómulo Gallegos, el más célebre novelista contemporáneo, Presidente, Andrés Eloy Blanco, no sólo nuestro mejor poeta, sino el más venezolano de nuestros poetas, Vicepresidente y Rómulo Betancourt, secretario general; personalidad histórica representativa de la democracia moderna de Venezuela.
Estos tres eminente y meritorios venezolanos, con sus luces y principios, con sus impecables conductas éticas y dotadas de esa cualidad bolivariana inconfundible, del talento asociado a la virtud. En hora auspiciosa de la política nacional, nace Acción Democrática, y se constituye en el instrumento del pueblo para la defensa de nuestra independencia, llevar a cabo la renovación de nuestros usos políticos y sociales, una profunda transformación de nuestra economía autóctona y el afianzamiento de la soberanía nacional.
Acción Democrática nos legó la elección directa, por sufragio universal, directo y secreto, un legado imperecedero que nos hizo ciudadanos. Nacionalizó la industria petrolera, y el oro negro, devino en signo de riqueza propia. Ordenó la celebración de la contratación colectiva. Por primera vez, el hijo gozó del derecho de conocer a sus padres. Eliminó los privilegios. Creó el derecho de asilo para defensa de los perseguidos políticos. Sancionó la corrupción. Impulsó la descentralización administrativa. Decretó la elección directa de gobernadores y alcaldes. Funcionó el Estado de Derecho y los Poderes Públicos fueron independientes y autónomos. Las elecciones directas garantizaron la participación y protagonismo del ciudadano en los asuntos públicos.
El ejército fue un cuerpo institucional y no deliberante, que funcionó como una guardia de honor montada en torno a la majestad de la Republica. Acción Democrática, significa para los venezolanos de hoy y por los contratiempos y reveses de la dictadura que nos abate, una incesante aspiración de patria libre, democrática y soberana. Honor y gloria a quienes han permanecido fieles al pié de una bandera limpia.