Espionaje, fondos «buitres» y capitalismo salvaje: América Latina se rebela en ONU

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Desde el caso de espionaje de Estados Unidos que afectó a Brasil hasta la presión de los fondos «buitres» sobre Argentina, pasando por el capitalismo salvaje y la falta de democracia en la ONU, América Latina se hizo oír con fuerza ante la Asamblea General en Nueva York.

Si es necesario otorgar un liderazgo a la «rebelión» latinoamericana, sin dudas hay que pensar en la presidenta brasileña Dilma Rousseff, encargada el martes de abrir la gran cita anual de líderes mundiales con un discurso de inusitada dureza de cara a Estados Unidos delante del propio Barack Obama.

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A Rousseff, que acaba de suspender una visita oficial a Washington prevista para octubre por las revelaciones de que fue objeto del espionaje norteamericano, no le tembló el pulso para denunciar sin concesiones a la mayor potencia mundial en su casa en el momento clave de la Asamblea, justo antes del discurso de Obama.

«Semejante injerencia es un quebrantamiento del derecho internacional y una afrenta a los principios de las relaciones entre los países, especialmente si son amigos», dijo, calificando de «insostenible» el argumento del gobierno estadounidense de que el espionaje busca proteger al mundo de ataques terroristas.

La cuestión de la «vigilancia electrónica que no hace otra cosa que generar desconfianza», como la llamó de manera elegante el presidente uruguayo José Mujica en su poético y sorprendente discurso, estuvo en la boca de varios de los mandatarios latinoamericanos, pero no fue la única denuncia.

En su debut en la ONU, Mujica destrozó sin miramientos las consecuencias del capitalismo y el avance tecnológico, cuya máxima encarnación es Estados Unidos: «Parecería que hemos nacido sólo para consumir y consumir», afirmó, señalando que si la humanidad aspirase a «vivir como un norteamericano medio» serían necesarios «tres planetas».

Con un tono tanguero, solenme y al mismo tiempo cálido, Mujica criticó también el actual orden mundial, recordando «los restos del colonialismo en Malvinas» y los «bloqueos inútiles a ese caimán bajo el sol del Caribe que se llama Cuba».

Fondos «buitres», seguridad y presidentes «antiimperialistas»

Si temas como Malvinas y Cuba están en la agenda latinoamericana desde hace años, la mandataria argentina Cristina Kirchner eligió como blanco un asunto que pende como una espada de Damocles sobre su país: el juicio que los fondos especulativos, denominados «buitres» por Buenos Aires, llevan adelante en Estados Unidos para cobrar bonos en default desde 2001.

«Estamos pidiendo simplemente que nos dejen pagar (…). Hoy no nos quieren dejar pagar la deuda», denunciando a ese 0,45% de acreedores que puede bloquear el pago al 93% de tenedores de bonos que entraron en las reestructuraciones de deuda hechas por Argentina en 2005 y 2010 y llevar al país a un nuevo default.

Esos fondos de riesgo, como NML Capital, compraron los bonos ya en default para buscar cobrar en los tribunales el capital más intereses adeudados rechazando cualquier canje, por lo que un fallo judicial a su favor afectaría a todas las reestructuraciones de deuda externa en el mundo.

Por su parte, el chileno Sebastián Piñera, un empresario conservador, se animó a criticar el funcionamiento poco democrático de la ONU, pidiendo la reforma de su Consejo de Seguridad con la eliminación del derecho a veto y la inclusión de nuevos miembros permanentes como Brasil.

«A fin de cuentas, si abogamos por la democracia, el diálogo y la participación a la hora de gobernar nuestros países, no veo razón alguna para no aplicar estos mismos principios y valores a la hora de adoptar decisiones que afectan al mundo entero», dijo con claridad el mandatario chileno en su último discurso en la Asamblea.

Y todas estas críticas resonaron en el recinto sin la presencia de los presidentes más «antiimperialistas», como los define el boliviano Evo Morales, que no viajaron a la Asamblea General de la ONU.

A las ausencias anunciadas de Rafael Correa (Ecuador), Daniel Ortega (Nicaragua) y por supuesto Raúl Castro (Cuba), se sumaba a último momento la deserción de Nicolás Maduro (Venezuela).

Venezuela había pedido al secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, «garantías» para que Maduro y su comitiva fuesen «respetados» en su visita a Nueva York tras problemas por el uso del espacio aéreo norteamericano para un viaje de Maduro a China y el otorgamiento de visados para la delegación venezolana en la Asamblea General.

«Es que aquí de verdad no nos sentimos seguros», graficó con claridad Morales, quien también estudió hasta último momento la posibilidad de no asistir a la ONU y solo lo hizo tras hablar con Rousseff y Kirchner.

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