El presidente venezolano anunció este sábado que llegó a Pekín, tras una viva controversia entre Washington y Caracas, que acusó a Estados Unidos de haber denegado a Nicolás Maduro el uso de su espacio aéreo.
«Acabo de llegar a China para reforzar la amistad y cooperación entre nuestros dos países», declaró Maduro en su cuenta de microblog Sina Weibo apenas creado.
Este viaje del presidente venezolano a China se da en medio de una polémica entre Caracas y Washington, último episodio de las tumultuosas relaciones entre ambos países.
El ministro venezolano de Exteriores acusó el jueves a Estados Unidos de haberle denegado a Maduro el sobrevuelo de su territorio en su viaje a Pekín, decisión calificada de «insulto» y «falta grave» por Caracas.
Estados Unidos replicó que sí autorizó el uso de su espacio aéreo y desmintió que haya negado la visa a parte de la delegación venezolana para que acuda la semana que viene a la Asamblea General de la ONU en Nueva York, tal como acusó Maduro.
«Estados Unidos otorgó permiso a las autoridades venezolanas para ingresar al espacio aéreo estadounidense», aseguró este viernes la portavoz del Departamento de Estado, Marie Harf. Señaló que la solicitud fue resuelta «en cosa de horas» aunque no respetó el plazo mínimo de tres días requerido para las autorizaciones diplomáticas.
Pese a las tensas relaciones, Estados Unidos es el primer cliente del petróleo de Venezuela, principal productor de crudo sudamericano.
En China hasta el martes, Maduro tiene programado reunirse con su homólogo chino, Xi Jinping, y el primer ministro, Li Keqiang, con miras a fortalecer la cooperación bilateral, iniciada durante el gobierno del fallecido mandatario Hugo Chávez (1999-2013).
La cooperación bilateral ha experimentado un auge impresionante estos últimos años, con la firma de importantes acuerdos que representan miles de millones de dólares en los sectores del petróleo, energía, construcción, industria y tecnologías.
China ha concedido a Venezuela préstamos por más de 36.000 millones de dólares. El país latinoamericano, que posee las mayores reservas mundiales de petróleo, vende 640.000 barriles diarios de petróleo a China, de los cuales 264.000 están destinados a pagar la deuda.