SENSATEZ

-

- Publicidad -

Cerca de mi casa y por tanto dentro de mi ruta diaria,  alguien escribió en una pared lo que se conoce como un grafiti, que dice más o menos lo siguiente: “Terribles períodos de sensatez”. Esta frase cada vez que la leo me  causa gran hilaridad. He sabido que lo mismo les ha ocurrido a varias personas cuando han pasado por allí. Si algo fue una aspiración entre la gente de mi generación, mientras nos formábamos,  fue adquirir una sensatez a toda prueba. Siempre había, por supuesto, algún insensato, algún díscolo que nunca llegó a entender lo difícil que es para cualquier persona enfrentar la vida sin un mínimo de sensatez. No sé quién escribió el grafiti del que venimos hablando, pero no tengo duda que es un joven a quien sus formadores, padres o maestros, le deben estar pidiendo una mejor conducta y mayor seriedad en sus estudios o trabajo. A él le debe molestar que le exijan esto y debe estar haciendo un gran esfuerzo y después de algún tiempo de lucha, llega a la conclusión de que esos períodos de sensatez son terribles. Ciertamente más fácil es la frivolidad.
Ese grafiti, como me ha ocurrido con otros, me hizo reflexionar acerca de la poca sensatez que vemos hoy en día. No sólo entre los jóvenes sino también entre mucha gente entrada en edad, lo que contribuye a un mundo difícil y explosivo. La sensatez es la cualidad que nos conduce a proceder en la vida con buen juicio, con madurez, con sentido común, reflexivamente, sin precipitaciones, con cordura, con prudencia. Conducir un automóvil después de haber ingerido alcohol, es una insensatez, contraer matrimonio sin haberlo pensado bien es igualmente una insensatez, presentar un examen sin estudiar es una insensatez, ofrecerse gobernar sin tener condiciones es otra insensatez. Aunque he oído decir también que las grandes realizaciones y las grandes epopeyas de los hombres, son el producto de grandes audacias, muchas veces contrapuestas a la sensatez. Se lee en los libros de Historia de Venezuela, por ejemplo, el relato de la exigencia que en momentos muy difíciles para la República, hacia el presidente Eleazar López Contreras: “Calma y cordura”. Llamando a la prudencia, a la reflexión en definitiva a la sensatez. Aquel llamado fue exitoso, porque López Contreras pudo conducir en paz al país, en un ambiente borrascoso, posterior a una dictadura larga y cruel, llevándolo a un final de apertura democrática y de participación ciudadana en la política activa. Me parece que el llamado de López Contreras continúa vigente.
El pasado 11 de septiembre se recordó el golpe de estado que derrocó en Chile a Salvador Allende. Cada 11 de septiembre se recuerda también el atentado terrorista más impactante de los últimos tiempos, el de las torres gemelas de New York. Ambos hechos han sido calificados, con toda razón, como actos criminales e insensatos.Por supuesto que estoy de acuerdo con esa afirmación. Allende se dice, fue un hombre sensato pero no su gobierno, él fue rebasado por ese gobierno. La Unidad Popular chilena cometió el mismo error que el régimen chavista está cometiendo en Venezuela, querer cortar a todos con el mismo molde y eso es una insensatez. El ser humano tiene una igualdad esencial, una dignidad y unos derechos para todos, pero no somos autómatas, somos seres pensantes y autónomos. Al haber querido, al estilo cubano, hacer un chileno de pensamiento único, Allende cometió una gran insensatez y se lo dijeron y él se percató y quiso cambiar, pero ya era tarde. Esa insensatez dio paso a otra de consecuencias más trágicas, la dictadura cruel e inhumana de Pinochet.
No estoy de acuerdo en dividir los seres humanos entre derechistas e izquierdistas. A veces esa distinción es muy sutil. En ambas posiciones hay gente honrada, sensata y ponderada, pero hay también pillos, insensatos y precipitados. Fidel Castro es el prototipo de la llamada izquierda, no dudo que es un hombre inteligente, pero es un dictador tan o más cruel que Pinochet, éste se fue hace tiempo y Castro todavía está allí y pretende dominar e intervenir en otros países y desde luego imponerse como si fuera el testimonio vivo de la solución de los grandes problemas de la humanidad. Creerse eso es la peor y más peligrosa de las insensateces. He aprendido entonces, a ver los seres humanos como sensatos o insensatos. Valdría la pena emprender la revolución de la sensatez, habría, entre otros, muchos Convit, muchos Uslar, muchos Andrés Bello, pocos Chávez o Castro y ningún Maduro.

Pulsa aquí para apoyar la libertad de expresión en Venezuela. Tu donación servirá para fortalecer nuestra plataforma digital desde la redacción del Decano de la Prensa Nacional, y así permitir que sigamos adelante comprometidos con la información veraz, como ha sido nuestra bandera desde 1904.

- Publicidad -

¡Contamos contigo!

Apóyanos aquí

- Publicidad -

Más leido hoy

- Publicidad -

Debes leer

- Publicidad -
- Publicidad -