Latinoamérica tiene algo más a que temer que sólo la posible alzas de las tasas de interés de la Reserva Federal de Estados Unidos. Un descenso de las tasas de crecimiento de la región se presenta como una posible fuente de contagio. Un análisis interactivo de Breakingviews sugiere que Venezuela y Brasil son los más vulnerables, mientras que México y Argentina, los menos.
El análisis clasifica a nueve economías de América, incluyendo a Estados Unidos y Canadá, según ocho medidas del deterioro desde poco antes del inicio de la crisis financiera global, un estudio que se basa en una revisión previa de Breakingviews de las economías asiáticas.
La mayor preocupación para los inversores es la caída del crecimiento del Producto Interno Bruto. La balanza comercial, el principal problema de Asia, es menos preocupante en América Latina porque el deterioro desde el 2007, sobre todo en Perú y Chile, refleja mayormente la explosión de una burbuja de materias primas ese año y no una preocupación actual, pese a que el ajuste de la Fed podría generar más daños.
La ponderación de las ocho medidas sugiere que la economía más vulnerable de Sudamérica es Venezuela. Esto no es una sorpresa si se consideran de las dañinas políticas económicas del fallecido presidente Hugo Chávez, que en su mayoría han sido ratificadas por su sucesor.
Brasil y Perú, en segundo y tercer puesto, respectivamente, están también presumiblemente en riesgo frente a un curso descendente de la economía global, ya sea por el diseño de la Fed o por otra causa.
La sorpresa es el país que se muestra menos vulnerable si se tienen en cuenta todos los factores: Argentina. El Gobierno de Cristina Fernández está sumido en una batalla legal en Nueva York por la legitimidad de la reestructuración de su deuda en la década pasada y sus políticas económicas sólo pueden calificarse como excéntricas.
Una verdadera fortaleza de Argentina es su moneda competitiva, que se ha debilitado un 16 por ciento en función de su comercio exterior desde 2007, a diferencia de Venezuela, por ejemplo, cuya divisa ha ganado un 24 por ciento.
Pero una fortaleza percibida en forma de aumento del patrimonio neto puede ser un espejismo, en caso de haber sido conseguida a través de la expropiación de activos extranjeros y el hostigamiento a los inversores externos.
Las tasas reales de crecimiento han bajado desde el 2007 en todos los países considerados (incluyendo a Estados Unidos y Canadá), a excepción de Chile. Esta estadística sugiere que Latinoamérica podría encaminarse hacia tiempos difíciles, al igual que Venezuela, Argentina y Brasil, que tienen una baja puntuación y muestran economías estancadas o en peor estado.
Por último, mientras el sector privado de Estados Unidos ha cancelado deudas desde 2007 -en relación al PIB-, Canadá ha padecido una burbuja de crédito al igual que la mayoría de los países latinoamericanos, que tienen a Brasil especialmente en la zona roja. Los alzas de tasas a consecuencia de las medidas de la Fed podrían aumentar el peligro en ese sentido.
Por otra parte, la deuda del Gobierno estadounidense ha crecido, la de Canadá lo ha hecho en menor grado, mientras que los gobiernos latinoamericanos se han mostrado menos dispuestos a pedir préstado.
En líneas generales, Venezuela está más en riesgo de convertirse en un caso económico perdido por las repercusiones en los mercados mundiales del final de años de la política monetaria expansiva de la Fed.
Brasil podría dirigirse hacia allá sin una reforma profunda y Perú está sufriendo por una moneda sobrevalorada y un déficit comercial.
A la inversa, México se muestra en una situación decente, ayudado por la proximidad a la recuperación de Estados Unidos, mientras que Argentina ha ganado tiempo a expensas de los inversores extranjeros.
Quienes diseñan las políticas en América Latina tienen que tener un ojo puesto en el banco central de Estados Unidos. Pero la política de la región y el perfil más homogéneo que muestra, a diferencia de Asia, hace que también se vea expuesta de otras maneras.