Vecinos de la zona comentaron que en el lugar hace falta una pasarela, para que la gente pase sin peligro
Yésica Yusley Toral Ovallos de 20 años y Herminda Carolina Ovallos Lindarte acababan de sacar 10 mil bolívares en una entidad bancaria y regresaban a la residencia para viajar durante la medianoche a San Cristóbal, estado Táchira, para luego ir a Colombia a vender hamacas.
“No sé qué pasó pero el dinero no apareció por ningún lado, algo tuvo que haber ocurrido, ellas se iban esa noche al Táchira, para luego salir a Colombia donde vendían mercancía. Esta es una horrible tragedia, ellas no merecieron morir así”, comentó Alejandra Hernández, vecina de la vivienda en la que estaban alquiladas las dos jóvenes en la calle 45 con carrera 31 y 32.
Dentro de la casa 23-33, donde vivían las primas fallecidas, Alejandra comentó que una tragedia vial se veía venir porque las unidades del Transbarca están circulando en sentido contrario, pero no hay señalización que indique ese dato, y hay mucha gente que no lo sabe. “Además de eso no hay espacio suficiente para que la gente camine en las adyacencias de las paradas, la gente está obligada a atravesar la vía del sistema y eso es un peligro”.
Ángela Yústiz, otra vecina del sector, comentó que lamentablemente el Transbarca así como les está generando un beneficio también los está poniendo en peligro porque el peatón no tiene mayor protección. “Allí hace falta que instalen una pasarela porque la gente tiene que atravesar el canal exclusivo por el que pasan esos autobuses. Primero uno debe cruzar los dos canales del tráfico normal y pararse en el separador vial para luego entrar el paso exclusivo, eso es un peligro porque cualquier carro fácilmente puede impactar a uno, por esta zona las personas salen a trotar en las tardes, hay muchos adultos mayores y todos corremos peligro, deberían organizar bien los pasos peatonales para mayor seguridad, ya se perdieron dos vidas, es una lástima”.
Dos comerciantes
Yésica Yusley Torall Ovallos de 20 años y Herminda Carolina Ovallos Lindarte, habían llegado a Barquisimeto hace tres meses y se dedicaban a comprar hamacas en Lara para revenderlas en Colombia.
La dueña de la casa en la que estaban alquiladas, quien no quiso identificarse, las describió “como buenas personas, trabajadoras y luchadoras y con muchos deseos de superación”.
Llegaron a trabajar a Lara, por medio del tío Luis Felipe Lindarte quien lleva varios años radicado en Barquisimeto.
Ayer Luis Felipe hacía los trámites en la morgue del Hospital Antonio María Pineda para que le entregaran los cuerpos que posiblemente hoy serán trasladados al Táchira para darles cristiana sepultura.