A menos de un año de las presidenciales en Colombia, en medio de la conflictividad social, la hora de la verdad se acerca para el diálogo de paz con la guerrilla de las FARC, a la que el gobierno presiona para «acelerar el proceso».
Probable candidato a la reelección en 2014, el presidente Juan Manuel Santos sostuvo esta semana que las conversaciones de paz se encuentran en un «punto crucial».
«El tiempo apremia. La gente quiere la paz, pero exige que avancemos con rapidez», dijo.
Para Jaime Zuluaga, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad Nacional de Colombia, «esa urgencia tiene que ver con el periodo preelectoral».
«La dinámica política tiene obviamente una incidencia sobre el proceso de negociaciones. El año que viene se presenta con mucha incertidumbre para Santos. No tiene asegurada para nada la reelección.
Por eso es importante que pueda conseguir rápidamente un acuerdo» con las FARC, comentó Zuluaga a la AFP.
Santos se encuentra en el peor momento de popularidad de su gobierno.
Según una encuesta de la firma Gallup realizada la semana pasada, el presidente tiene una imagen desfavorable de 72%, frente a 44% de junio, y su gestión es desaprobada por 71% de la población.
Además, 36% se muestra en desacuerdo con el proceso de paz con las FARC, frente a 29% en junio.
Con la intención de poner fin a un conflicto de medio siglo, el más prolongado de América Latina, las conversaciones se desarrollan en Cuba desde noviembre de 2012, sin que en Colombia se haya acordado un cese del fuego bilateral.
Tras alcanzar un consenso sobre el tema del desarrollo rural, primer punto de la agenda, las dos delegaciones debaten ahora la participación política.
Paralelamente en Colombia quedó en firme hace pocos días una reforma constitucional que permitiría la suspensión del cumplimiento de penas a los guerrilleros desmovilizados, así como su participación electoral.
Las FARC cuentan hoy con unos 8.000 combatientes.
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