Rafael Nadal

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Del Guaire al Turbio

Me parece bien descansar un poco de la efervescencia política. Nuestra mente necesita un respiro, centrarse en un interés que despeje las angustias y para esto me parece muy apropiado el deporte. Sobre todo el “deporte blanco”, aunque ya no lo es tanto. Ahora los tenistas –ellos y ellas- se visten a su antojo, despliegan los colores y las damas hasta se permiten modelitos audaces, provocativos. Hay una excepción: Wimbledon. En este famosísimo campeonato del Reino Unido, cuya copa es la gran meta de todo tenista que se estime, los jugadores deben ir siempre de inmaculado blanco. ¡Cómo me gusta la tradición protocolar inglesa! Igualmente me agrada, aunque no se trata de mi equipo de béisbol favorito, la obligación impuesta a los Yanquis de Nueva York de salir al terreno de juego sin melenas ni ricitos y con la barba bien afeitada. La forma correcta y discreta de presentarse a competir ante un público es un homenaje de respeto a éste.

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Antes de seguir adelante, hago un paréntesis para explicar mis aficiones deportivas que a más de uno le extrañarán dado mi dilatado almanaque. Soy una deportista frustrada. El año que viví en Barquisimeto al regreso del exilio en Costa Rica (1941-42), me invitaron a formar parte del equipo femenino de basquetbol que comenzaba en el Country Club, con Frank Salas como entrenador. En una práctica, salté tras la pelota y al volver a asentar los pies en la cancha, un dolor agudísimo me atravesó la rodilla izquierda. Pellizco en el menisco. Sólo tenía 16 años. El traumatólogo que mas tarde me vio en Caracas, me recomendó no operarme sino no me iba a dedicar al deporte profesionalmente. No había los avances de ahora. Quise jugar tenis y no pude, se me trababa la rodilla. Me fue mejor con la natación, dentro de ciertos límites, pero la alergia al agua fría me mataba. Quedé para espectadora.

Ahora sí, dentro del mundo del tenis, yo quiero hablarles de un campeón,
orgullo de la hispanidad, nacido en Manacor, Isla de Mallorca, España, el 3 de junio de 1986. Es decir, tiene sólo 27 años, su primer campeonato lo gano a los 9 y entró al tenis profesional a los 17. Como tenista es zurdo, de gesto adusto cuando juega, muy concentrado. Tiene en su haber 12 títulos de Gran Slam, esto es, que ha ganado los más importantes campeonatos del mundo; incluso, es el único en la historia que ha triunfado 8 veces en el torneo de Roland Garros, en París. Por supuesto, como el título de este artículo lo indica, estoy hablando de “Rafa” Nadal, considerado el mejor tenista de todos los tiempos en canchas de tierra batida y uno de los mejores, si no el más, en toda la historia del tenis. Actualmente es el Nº 2 del mundo según la ATP (Asociación de Tenistas Profesionales), pero ha sido el Nº 1 en más de una ocasión. Justamente quiero referirme a esta etapa de caída y recuperación, lo más valioso en toda vida humana.

En 2012 Nadal tuvo muchos problemas con su rodilla izquierda, algo muy delicado, dejó de jugar unos largos meses para recuperarse. Descendió entonces en el ranking mundial, pero volvió en febrero de esta año y no sólo ganó por 8ª vez el Roland Garros, sin estar recuperado del todo, sino 8 campeonatos más. Sólo en Wimbledon fue eliminado en la primera ronda, quizás como consecuencia del titánico esfuerzo en París. Con esta triunfal campaña, recuperó el segundo lugar. El primero lo tiene el serbio Novak Djokovic, un flaco que me cae gordo cuando vence a Rafa. El suizo Roger Federer es el otro gran rival, pero éste me cae bien, voy con él… siempre que no juegue contra Nadal.

Si Rafa Nadal gana el US Open –se está jugando en estos días y lo ganó en 2010- y el serbio no llega a la final, puede recuperar el primer lugar. Es el gran favorito para este cuarto y último Gran Slam del año. Esto nos habla de tesón, empeño y trabajo en grado superlativo del joven tenista. Volver siempre es difícil y aquí está. Sirva de ejemplo a los pesimista, a los que abandonan la lucha antes de tiempo, a los que se entregan sin más porque se sienten incapaces de lograr su objetivo. Y esto no sólo en el campo del deporte, sino en cualquier actividad humana.

Si hoy hay una profunda crisis nacional, respondamos con coraje, no nos amilanen las circunstancias. La perseverancia siempre lleva a vencer.

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