En todos los pronósticos que se vienen haciendo entre las distintas organizaciones gremiales de la empresa privada, en torno a cual va a ser el comportamiento de la economía para el segundo semestre del año, hay consenso al señalar que si no se producen cambios sustanciales en las políticas económicas, si no hay una verdadera garantía en el suministro de las divisas en cantidades suficientes y en forma oportuna, pudiera estar el crecimiento del PIB, tan comprometido como lo estuvo para el primer semestre.
Con la cuarta subasta del Sistema Complementario de Administración de Divisas, aún cuando el monto a subastar se elevó en más de US$ 100 millones, nuevamente se puso en evidencia que sigue estando muy por debajo de las necesidades que tiene la economía, afectada por las demoras entre 180 y 200 días en Cadivi para la aprobación y liquidación de las divisas, provocando una paralización en la mayoría de los sectores reales de la economía, que son fundamentales como multiplicadores en la generación de empleo, como son la construcción que cayó en más de -6% en el segundo trimestre y la industria automotriz que registra una caída de –19%, que comienza a reflejarse en la industria de autopartes que es afectada en forma directa por esta contracción.
Asimismo, viendo los indicadores dados a conocer hace unas semanas por el Banco Central de Venezuela, en los que se refleja un crecimiento del PIB de 1,6% para el primer semestre, se puso en evidencia que solo aquellos sectores que recibieron las divisas en forma oportuna y en cantidades suficientes, pero que además les resolvieron prontamente sus problemas en materia de Certificados de No Producción y otras permiserías, como es el caso de los alimentos y del sector químicos, fueron los que registraron cifras positivas de crecimiento; sin embargo productos de madera (-28,5%); vehículos (-19,3%); cuero y calzado (-8,5%); construcción –6% y fabricación de maquinaria y equipos (-1,8%), son sectores que no han logrado recuperarse.
Se indica que la “luna de miel” que existió entre el gobierno y el sector empresarial privado durante el mes de abril de este año, cuando se realizaron las reuniones técnicas y las mesas de trabajo, ha comenzado a “enfriarse” de manera progresiva, en aquel momento se aceleró la entrega de divisas algunas empresas, se agilizaron los permisos, pero lamentablemente se ha vuelto a la rutina de siempre, advirtiendose que si antes tenían 200 días de demora en las aprobaciones y liquidaciones de Cadivi, eso apenas se ha reducido a 180 días, eso evidencia un retraso de seis meses, lo que indica que aún estamos muy lejos de poder decir que tenemos una economía boyante, que la economía está creciendo y que hay buenos auspicios para el próximo semestre.
Por supuesto que los numeritos del BCV tampoco convencieron a Fedecámaras, organismo que en una declaración de su presidente se pregunta: ¿cómo pudo crecer la economía en el mismo trimestre donde hubo un recorte importante en la jornada laboral , una reducción de horas hombres producidas del 10%?. ¿Si existe una economía en crecimiento, qué es lo que está pasando con los dólares de Cadivi que siguen paralizados, por qué las subastas siguen cada vez más extemporáneas y todavía no logran suplir las necesidades de los diversos sectores, por qué no se pagan a los contratistas de los distintos entes públicos?
Para el organismo cúpula empresarial, la economía real no se corresponde con las cifras anunciadas por el gabinete económico, ya que son estos los que está viviendo en carne propia la carencia de divisas, la suspensión de las líneas de créditos de los proveedores internacionales, la escasez de insumos nacionales debido a la reducción de la producción de las industrias básicas del país, de tal manera que estiman que un incremento de un punto del PIB, significaría más producción de bienes, más productos en los anaqueles, más empleo y esto no es lo que está pasando en nuestro país.
Preocupación general
Ninguno de los escenarios que en estos momentos se están evaluando, evidencian que puede haber, a pesar del aumento en los precios del petróleo como consecuencia de la tensión política en el medio Oriente, un cambio brusco que garantice un crecimiento, al menos similar al que se produjo en el primer semestre.
La industria química, sector que el BCV señaló con un crecimiento del 3,7% en el segundo trimestre, aclara que este comportamiento se registra, luego de tres trimestres de decrecimiento, el tercer trimestre del año 2012, el sector decreció – 1,5%; el cuarto trimestre del año 2012, decreció – 10,0% y el primer trimestre de este año, el sector decretió -12%, señalando que este 3,7% en el segundo trimestre, lo que hace es sacar al sector de sótano numero 10 y ponerlos en el numero 9, de tal manera que estiman que no se puede hablar de crecimiento del sector, lo que hay más bien es un estancamiento, que persisistirá si no se paga la deuda de US$ 400 millones que tienen con los proveedores internacionales, quienes han suspendido el suministro de materias primas, advirtiendo que si no tienen con qué trabajar, no puede haber crecimiento.
Fedecámaras y Conindustria han advertido que si no se producen cambios significativos en las políticas económicas del Gobierno, si no se garantiza la fluidez de las divisas, los pronósticos en cuanto al crecimiento de la economía, son poco alentadores.
La reducción del consumo de energía eléctrica, impuesto al sector manufacturero, no es la mejor noticia, para las aspiraciones de crecimiento económico que tiene el Gobierno para este año.
Ilustración: Dalver Santeliz
