El séptimo mayor incendio de la historia de California amenazaba este martes las célebres secuoyas del parque Yosemite, una de las mayores bellezas naturales de Estados Unidos, así como las reservas de agua que nutren a San Francisco, informaron autoridades.
El llamado «Rim Fire», que ha crecido hasta ocupar un área del tamaño de la ciudad de Chicago, se extendió el martes a 73.600 hectáreas (10.000 más que el lunes), aunque los bomberos lograron contener el 20% de su perímetro, según el sitio oficial de información de incidentes InciWeb.
Iniciado hace diez días por razones desconocidas, el fuego quema los bosques del oeste del parque Yosemite y se concentra en el Parque Nacional Stanislaus, a cinco kilómetros de la pequeña ciudad de Groveland, en el condado Tuolumne, unos 225 km al este de San Francisco.
Su avidez y colosal tamaño lo hizo escalar posiciones rápidamente y, entre el lunes y el martes, pasó del decimotercero al séptimo puesto en la lista de los mayores incendios de la historia de California (oeste), de acuerdo a Cal Fire, el Departamento Forestal y de Protección de Incendios.
El fuego amenazaba el martes 5.500 estructuras (de las cuales 4.500 eran viviendas) en las comunidades de las laderas de la Sierra Nevada, la región montañosa en el centro de California, donde hay unos 10.000 habitantes.
Ciento once estructuras fueron destruidas, entre ellas un popular campamento de verano cerca de Yosemite (el Tuolumne Camp de Berkeley).
También estaba amenazada la reserva de agua Hetch Hetchy, que abastece a los 2,6 millones de habitantes de la bahía de San Francisco, aunque los bomberos confían en su capacidad de protegerla.
«La calidad del agua no ha sido tocada hasta el momento por el Rim Fire», destacó la comisión de servicios públicos de San Francisco en su sitio web. «Analizamos la calidad del agua cada minuto de cada día para garantizar la calidad».
Más de 3.700 bomberos de todo el país, apoyados por helicópteros y aviones cisterna, luchaban contra el fuego que crecía rápidamente gracias a lo escabroso del terreno, la extrema sequedad del aire y fuertes vientos, que el martes se redujeron a rachas de 25 km/hora.
Fotos: AP