En la mesa del reino todos somos hermanos, comensales del mismo pan de Dios. La división, por desgracia, es uno de los frutos más triste y amargo de nuestra condición de pecadores.
Uno de los signos del amor salvífico de Dios es la unión de todos sus hijos en un solo pueblo, en una sola familia. Lo que el pecado dividió, el reino de Dios lo quiere volver a unir. Ver la Gloria de Dios, no solo es contemplar su rostro glorioso, sino vernos todos unidos como un rostro multiplicado.
El problema no es cuántos se van a salvar, sino qué caminos hemos de seguir para la salvación. Igualmente la puerta no es angosta porque quepa poca gente, sino porque tiene exigencias para entrar. Por ejemplo, el camino estrecho puede ser muy bien el de la reconciliación, el del perdón, el de la solidaridad con los pobres de la tierra. “No basta decir, Señor, Señor, para entrar en el Reino de Dios”, sino que hay que cumplir la voluntad del Padre. Hay que intentar superar barreras divisorias de raza, de sangre, de cultura y crear cada día más espacios abiertos y universales de amor, y de convivencia. Hacer de la tierra una mesa para toda la humanidad.
La corrección de Dios no es amenaza, no cadena, ni campo de concentración, ni cámara de gas, o inyección letal. La corrección de Dios no es para la muerte, sino para la vida. Por eso, la corrección de Dios ofrece como frutos la paz y la santidad, la esperanza y el amor. El seguimiento de Jesús realiza en nosotros el conocimiento interno de su entrega al Padre por la salvación de todos los pueblos. Esforcémonos por entrar por ese conocimiento, porque “hay últimos que serán primeros, y primeros que serán los últimos”. El problema pues no está en la puerta, sino en la conversión. Seamos fieles al Señor y nuestra vida será la mejor ofrenda para el altar de Dios.
Mons. Antonio José López Castillo
Arzobispo de Barquisimeto
¿Por qué no puedo cambiar?
Nuestra vida es a veces una contradicción. Nos quejamos de casi todo pero no queremos nada mejor. Adormecemos nuestro corazón y nos tapamos los oídos para no escuchar llamada alguna que nos obligue a cambiar. Sería demasiado arriesgado. Todo antes que reflexionar en serio sobre nuestra vida. Todo antes que meditar sobre el sentido de lo que estamos viviendo. Cada uno tiene sus propias excusas pero, en el fondo, las razones con que intentamos legitimar nuestra mediocridad son parecidas: todos hacen lo mismo, yo no puedo ser una excepción, me han enseñado a vivir así, es difícil vivir de otra manera, ¿que puedo hacer?
Mientras tanto, agarrados por los afanes y preocupaciones de cada día, vamos alejándonos cada vez más de nuestro ser más hondo. Perdemos el sentido de lo que es importante y de lo que no es. Alimentamos lo que nos hace daño y no cuidamos lo que nos podría hacer vivir de manera digna y dichosa.
Poco a poco, caemos en la resignación: «yo soy así, eso es todo». Es verdad que sentimos un cierto malestar. No es sólo culpabilidad moral o conciencia de pecado. Es algo más profundo: infidelidad a nosotros mismos. Pero no nos atrevemos a pensar cómo podría ser nuestra vida si pudiéramos empezarla de nuevo. No queremos vivir con metas más elevadas.
Para iniciar un cambio de dirección en nuestra vida hemos de empezar por alimentar una sospecha santa: «Mi vida no ha terminado todavía, ¿por qué no puedo cambiar? Tal vez, me estoy perdiendo algo importante. Hay una felicidad que yo desconozco. Mi alma es más hermosa de lo que yo imagino. ¿Por qué no voy a saborear la vida de otra manera?»
Condicionados por una cultura que busca siempre el bienestar y la comodidad, no se nos hace fácil escuchar la invitación de Jesús a «entrar por la puerta estrecha». Nos parece un camino tenebroso y absurdo que sólo puede llevarnos a la infelicidad y la muerte. No es así. Jesús nos está llamando a una vida más responsables y digna. Un estilo de vivir que muchos rechazan, pero que conduce a la plenitud de la existencia.
Pero, precisamente en esta sociedad, hay hombres y mujeres que están descubriendo que es necesario entrar por la «puerta estrecha», que no es un moralismo raquítico y sin horizontes, sino un comportamiento lúcido y responsable.
La puerta por la que entran los que se esfuerzan por vivir fielmente el amor, los que viven al servicio del hermano y no tras la posesión de las cosas, los que saben vivir con sentido de solidaridad y no desencadenando agresividad y violencia.
Pbro. José Pastor Aguilar Linárez
Evangelio
(Lucas 13,22-30) En aquel tiempo, Jesús iba enseñando por ciudades y pueblos, mientras se encaminaba a Jerusalén. Alguien le preguntó: “Señor, ¿es verdad que son pocos los que se salvan?” Jesús le respondió: “Esfuércense por entrar por la puerta, que es angosta, pues yo les aseguro que muchos tratarán de entrar y no podrán. Cuando el dueño de la casa se levante de la mesa y cierre la puerta, ustedes se quedarán afuera y se pondrán a tocar la puerta, diciendo: ‘¡Señor, ábrenos!’ Pero él les responderá: ‘No sé quiénes son ustedes’. Entonces le dirán con insistencia: ‘Hemos comido y bebido contigo y tú has enseñado en nuestras plazas’. Pero él replicará: ‘Yo les aseguro que no sé quiénes son ustedes. Apártense de mí, todos ustedes los que hacen el mal’. Entonces llorarán ustedes y se desesperarán, cuando vean a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el Reino de Dios, y ustedes se vean echados fuera. Vendrán muchos del oriente y del poniente, del norte y del sur, y participarán en el banquete del Reino de Dios. Pues los que ahora son los últimos, serán los primeros; y los que ahora son los primeros, serán los últimos”. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
Santo Padre
Roma, 05 de junio de 2013 (Zenit.org)
En su discurso, el papa ha centrado su meditación en el tema «Cultivar y custodiar la creación», con motivo de la presente Jornada Mundial del Medio Ambiente.
…Cuando hablamos de medio ambiente, de la creación, mi pensamiento se dirige a las primeras páginas de la Biblia, al libro del Génesis, donde se dice que Dios puso al hombre y a la mujer en la tierra para que la cultiven y la custodien (cf. 2,15). Y me surgen unas preguntas: ¿Qué significa cultivar y custodiar la tierra? ¿Realmente estamos cultivando y custodiando la creación? ¿O la estamos explotando y olvidando?
El verbo «cultivar» me trae a la mente la atención que el agricultor tiene por su tierra, para que dé fruto, y este sea compartido: ¡cuánta atención, pasión y dedicación! Cultivar y custodiar la creación es una indicación de Dios dada no solo al principio de la historia, sino a cada uno de nosotros; es parte de su proyecto; significa hacer crecer el mundo con responsabilidad, transformarlo para que sea un jardín, un lugar habitable para todos.
Benedicto XVI ha recordado en varias ocasiones que la tarea confiada por Dios Creador a nosotros requiere captar el ritmo y la lógica de la creación. Pero a menudo nos dejamos llevar por la soberbia de la dominación, de las posesiones, del manipular, de aprovecharnos; no la «custodiamos», no la respetamos, no la consideramos como un don gratuito que debemos cuidar. Estamos perdiendo la actitud de la admiración, de la contemplación, de la escucha de la creación; y por lo tanto ya no somos capaces de leer lo que Benedicto XVI llama «el ritmo de la historia de amor entre Dios y el hombre». ¿Por qué sucede esto? Porque pensamos y vivimos de una manera horizontal, nos hemos alejado de Dios, no leemos sus signos.
Me gustaría que tomemos en serio el compromiso de respetar y proteger la creación, de estar atentos a todas las personas, para contrarrestar la cultura de los desperdicios y descartes, a fin de promover una cultura de la solidaridad y del encuentro.
Iglesia en marcha
Peregrinación hasta Santa Rosa
Peregrinación Caminando con María en la Fe hasta Santa Rosa, el domingo 08/09 a las 5:00 am, partiendo de la sede de la Sociedad de la Divina Pastora, en la carrera 22 entre 24 y 25 frente a San José. Inf.: 0416-5433410
Orientación
-El Centro de Atención a la Familia de la Pastoral Familiar, asesora a personas, parejas y/o familias que requieran apoyo para resolver sus conflictos familiares. Citas: 0251-7190050
Cursos
Caritas te ofrece cursos vacacionales y navidad (foamy, muñequería country, pintura en madera), peluquería, inglés, computación para adultos, pirograbado en madera y tela. Teléfono: 0251 446 84 02.
“Ayúdanos a ayudar, trae a nuestras oficinas tus donativos en alimentos, ropa y calzado en buen estado, dinero en efectivo, a diario a nuestras puertas se presentan los prójimos que necesitan de ti”
Taller
-Ambientación Bíblica: dictado por el padre Alfonso Maldonado. Conozca el paisaje, clima y ambiente en que vivió Jesús: La geografía, la ciudad y Templo de Jerusalén, los grupos humanos (apoyo de recursos audiovisuales). Sábado 31/08, de 8 am a 4 pm. en los salones de la Parroquia Altagracia. Costo: Bs. 120°°. Inscripciones por el despacho parroquial. Pbro. Alfonso Maldonado
Misa
Misa de Acción de Gracias por el 3er aniversario del programa católico “Alabanzas al Señor» el 31/08 a las 10:00 a.m. en la parroquia Santa Rosa de Lima (santuario de la Divina Pastora.) -transmitido los lunes por radio popular 1130 AM de 7:30 a 9:00 p.m., conducido por Ana Pérez.-
Retiro
– !Joven!: “Como seguir a Jesús”, con el Padre Badoglio Durán en Cabudare. Los días 6 y 7/09. Información al 0416-1241206 / 0251-6115726
Peregrinación
– La Parroquia «Santa Rosa de Lima» te invita a la Basílica de «Nuestra Sra. del Valle» en Margarita, con motivo de los 100 años de la Virgen del Valle, del 04 al 10 de septiembre. -reserva por los teléfonos: 0414-0551051 y 0416-1571891
– Santuario Virgen de Betania (Miranda) y Madre María de San José (Maracay). 22/09.
Paseo
– Complejo turístico interpark en Quíbor. Piscinas, paseos a caballo y cuatrimoto, almuerzo y merienda. El 01/09
– Mérida (laguna de Mucubaji, los páramos, Los Aleros y otros sitios de interés turístico). del 26 al 30/09. Inf.: 0426-452.43.81
¡Proclama tu fe!
El Credo
Creo en Dios, Padre Todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo, su único Hijo,
Nuestro Señor,
Que fue concebido por obra y gracia
del Espíritu Santo,
nació de Santa María Virgen,
padeció bajo el poder de Poncio Pilato,
fue crucificado, muerto y sepultado,
descendió a los infiernos,
al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos
y está sentado a la derecha de Dios,
Padre todopoderoso.
Desde allí ha de venir
a juzgar a vivos y muertos.
Creo en el Espíritu Santo,
la santa Iglesia Católica,
la comunión de los santos,
el perdón de los pecados,
la resurrección de la carne
y la vida eterna.
Amén.
Construir la “civilización del amor”
Para plasmar una sociedad más humana, más digna de la persona, es necesario revalorizar el amor en la vida social – a nivel político, económico, cultural – haciéndolo la norma constante y suprema de la acción. Si la justicia “es de por sí apta para servir de “árbitro” entre los hombres en la recíproca repartición de los bienes objetivos según una medida adecuada, el amor en cambio, y solamente el amor (también ese amor benigno que llamamos misericordia) es capaz de restituir el hombre a sí mismo”.
La caridad representa el mayor mandamiento social. Respeta al otro y sus derechos. Exige la práctica de la justicia y es la única que nos hace capaces de esta. Inspira una vida de entrega de sí mismo.
El amor debe estar presente y penetrar todas las relaciones sociales, especialmente aquellos que tienen el deber de promover al bien de los pueblos.
Estas convicciones morales constituyen un punto de encuentro entre los cristianos y todos los hombres de buena voluntad.
Compendio de la doctrina social de la Iglesia Católica Conferencia Episcopal Venezolana
ORACIÓN A SANTA ROSA DE LIMA
Patrona de América Latina
Oh esclarecida Virgen, Rosa celestial, a vuestra protección acudimos para que nos alcances de vuestro celestial Esposo un corazón desprendido de las vanidades del mundo y lleno de amor divino.
Obtened las bendiciones de Dios para este continente americano, proteged a la Iglesia, sostened a las almas buenas y apartad del pueblo cristiano las tinieblas de los errores para que brille siempre majestuosa la luz de la Fe.
Salmo 116
Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio.
Que alaben al Señor
todas las naciones,
que lo aclamen
todos los pueblos
Porque grande
es su amor hacia nosotros
y su fidelidad
dura por siempre