Alfredo y su navegación de altura

El domingo pasado cerró la fecha de inscripción de Alcaldes y Concejales, para el venidero proceso comicial, conforme lo previsto por el CNE. Dicho proceso electoral que comprende todo el país nacional, en su diversa cobertura geográfica, es un trascendental acontecimiento cívico y político que revela la magnitud y madurez de nuestro sistema democrático, popular y civil, entendido como plataforma susceptible de absoluta libertad, en esta era de perspectivas crecientes.
El Registro Electoral Permanente, en absolutos datos estadísticos, alcanza la suma de la alta cantidad de 18.854.935 electores. Registrará un volumen total de 335 Alcaldes y una cifra exacta de 2.435 concejales, se contará también, con 69 representantes indígenas: 2 Alcaldes Metropolitanos o Mayores (Caracas y Apure); 20 Concejales de Cabildos Distritales, que forman, en síntesis, la legítima distribución del gobierno local.
Refrenda este proceso electoral municipal, la singular circunstancia, que muchos oficiales castrenses, ya ubicados en situación de retiro, optaron a destinos de rango edilicio, lo que no deja de llamar la atención pública, cuando media la participación directa del Presidente de la Republica, hecho de extraordinaria significación, al tomar en cuenta, que el favor oficial, revela mutatis mutandi, una censurable injerencia abusiva, que prejuzga, ánimo de secta y ventaja y la intervención del Estado, con los fines de inclinar las balanzas del triunfo, para condicionar por este medio la soberana voluntad popular, que imperativamente debe participar, libre de presiones y apremios.
Es reminiscencia, de un eco, de aquella atizada pugna, de civilismo y de militarismo, que se mantuvo ende ascuas, en etapas difíciles de nuestro proceso histórico y de lo cual existen diáfanos y abundantes ejemplos, que el Presidente tal vez piense, le puedan reportar utilidad y podría reactualizar sus efectos, en aras de socarrón beneficio. Primero hemos tenido legado de sociedad civil, antes que la arrogancia militarista o  el hecho de fuerza, llene de iniquidad la vida nacional. Quien inicia el primer desplante militarista en el país, fue el envalentonado Coronel Pedro Carujo, recurriendo a la ignominia de desplazar el gobierno civil y legitimo del Presidente Doctor José María Vargas.
Nuestra sociedad civil arraiga, antes que el desplante de la fuerza en nuestra conciencia colectiva. El Libertador, elogia complacido esta presea de nuestro civilismo insurgente, cuando alude: “somos nuevos en casi todas las artes y ciencias, aunque en cierto modo, viejos en los usos de la sociedad civil” (Bolívar, Carta de Jamaica).
El acervo doctrinario entre institucionalismo y personalismo, lo recoge el tratadista Jesús Muñoz Tébar, en un conceptuoso libro, llamado “El Personalismo y el Legalismo Publico en Venezuela”, publicado en Nueva York, en 1.890. Luego le sucedieron los libros de Miguel Octavio Bunge, en Argentina; García Calderón en Ecuador; Vallenilla Lanz y Augusto Mijares en Venezuela.
En tanto, Andrés Eloy Blanco, sus campañas de prensa y sus esclarecedores escritos de 1.941, donde plantea doctrinariamente, a la luz de la Historia y de la Sociología, lucha insurgente entre civilismo y militarismo, entre la candidatura militarista del General Isaías Medina Angaríta y la simbólica y civilista del Maestro Rómulo Gallegos, los recoge en un libro de denso contenido, atildado en la disposición, de limpia y armoniosa prosa, que él llama “Navegación de Altura”, donde sobresalen, estilo elegante y donosura, que sirven de guía ejemplar en nuestras campañas actuales en el campo de los principios.
La candidatura de Alfredo Ramos como Alcalde unitario del Municipio Iribarren, es de genuina estirpe civilista. En ese orden conceptual se emparenta con nuestra preclara historia y en un todo responde, al propósito indeclinable de guardar, defender y conservar la institucionalidad contra el personalismo. En su dilatada acción y proyección social, es un hombre representativo de los tiempos modernos. Está convencido y practica con mística y profunda fe, que la democracia es el único sistema político suceptible de absoluta libertad.
La ufanía de su acceso el propileo del Municipio, será el suceso institucional más venturoso de la ciudad y plena confirmación de la unidad de los factores positivos, darán a Barquisimeto, por el cívico efecto de jornadas civiles, populares y democráticas, la emblemática cobertura de Eje geoeconómico de la Región.