Más allá de la urgencia por resolver la problemática que presenta la avenida Uruguay, el ingeniero Sergio Borgel expone el problema ético que representa la obra en el ejercicio ético de la ingeniería, por lo cual hace un llamado a la conciencia a los profesionales del áreas sobre la responsabilidad que adquieren al encargarse de una infraestructura y el impacto que una mala decisión tiene en la comunidad.
Resaltó que más allá de los ensayos y correctivos aplicados sobre la arteria vial, que han costado una considerable cantidad de dinero a los contribuyentes, se hace necesario determinar quién se hace responsable por los estragos que generan los problemas que ha presentado la obra durante los últimos diez años y que antes de su construcción fueron debidamente denunciados.
“Tiene que haber la presencia de los proyectistas, el debate, la discusión, la mesa técnica, tiene que obligatoriamente citar a quienes diseñaron la avenida, trabajaron en la parte hidráulica y el levantamiento del terraplén para que expliquen sus variables de diseño, los elementos utilizados y cómo tomaron sus decisiones”, dijo.
Borgel instó a la realización de una investigación a fondo, para establecer quiénes son los responsables de la crisis que se vive en la avenida Uruguay, sin que esta iniciativa sea “contaminada” con elementos de carácter político que no vienen al caso, ya que se trata de un problema estrictamente técnico que amerita una solución técnica.
Sin embargo, ante la intervención tanto del Gobierno regional como la Alcaldía de Iribarren en la avenida, con los señalamientos y acusaciones que ello ha implicado, se le consulta al ingeniero sobre la posibilidad de que haya un encuentro de los niveles de gobierno que lleve a la solución de la crítica situación.
“Precisamente el llamado que hago, es que el hermetismo que ha cubierto a la avenida Uruguay, con la afectación por la discusión política, han impedido que las partes involucradas se pongan de acuerdo en una mesa de diálogo, de manera que los técnicos de ambas partes concuerden en las acciones para llegar al fondo del problema y comenzar con la aplicación de soluciones”, comentó.
Para Borgel, el gran aprendizaje de las fallas que afectan a una importante vía que conecta a las avenidas Vargas y Ribereña, es la necesidad de echar a un lado las diferencias políticas y entender que el hundimiento que sufre la avenida afecta a toda la ciudadanía por lo cual es necesario sentarse a discutir.
Por último, indicó que los ingenieros como “hacedores del mundo”, deben partir del deber que tiene al asumir una obra que no sólo aglutina las esperanzas de la ciudadanía de mejorar su calidad de vida, sino también los recursos que en esta invierte el Estado y que pertenecen a todos los ciudadanos.