En América Latina es tiempo para el nuevo Constitucionalismo Internacional, en el diseño de un cambio cuantitativo de la integración, más allá de lo económico, hacia lo político, lo cultural y la nueva arquitectura jurídica. El proceso de construcción de la Unidad Europea debe servir de paradigma al necesario camino que debe recorrer nuestra región, que con los ensayos de integración Subregional como el Mercosur, la CAN, SICA, ALBA, Caricom y Alianza del Pacífico, ya se está proyectando en la Unasur y en el Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), hacia un proyecto continental, en la misma línea que lo concibieron nuestros libertadores.
La Unión Europea sigue siendo el ejemplo más acabado del nuevo Constitucionalismo Internacional. En Europa, se ha establecido un nuevo sistema de gobernanza que complementa los gobiernos nacionales con estructuras e instituciones Supranacionales, definidas como europeas, a las cuales se les otorgan poderes. De la soberanía nacional absoluta, se pasa a compartir la soberanía entre los estados miembros y sus instituciones supraestatales. En este proceso de Constitucionalismo Internacional Europeo, hay una doble legitimidad que parte de los gobiernos y de los estados pero también de los ciudadanos. El ciudadano a la vez legitima el poder público nacional correspondiente a su estado, pero también el poder público europeo, por eso el bloque constitucional europeo está integrado por las constituciones de cada país, por los tratados europeos con un marco Supranacional donde los estados renuncian aparte de su soberanía y por un Derecho Comunitario generado por las instituciones europeas. En América Latina, las constituciones escritas recogen en gran parte el Constitucionalismo Europeo, especialmente de Francia y España, pero también, el modelo presidencialista establecido en EE.UU. Un proyecto constitucional para nuestro continente debería estar en esa dirección.
En la medida en que la institucionalización Latinoamericana se perfeccione y la integración sea más funcional, los estados irán perdiendo como en el caso de la U.E. soberanía y autonomía.Esto es visible en relación a la justicia y a los tribunales nacionales con las decisiones y la aplicación directa, del Convenio Europeo de los Derechos Humanos.
Podría hablarse de una Tridimensionalidad del Constitucionalismo Internacional cuyo fundamento está en las constituciones nacionales y leyes nacionales, pero también en el derecho originario de los Tratados y Acuerdos Internacionales y en la dirección propia del derecho comunitario. Esta Tridimensionalidad se apoya en la teoría del contrato social y en la versión moderna del “contractualismo” del profesor J. Rawls bajo un consenso fundamental del pueblo, ya sea directo o por delegación de su soberanía. Igualmente en la teoría denominada por J. Habermas “La Constelación Postnacional”, que va perfeccionándose en la medida en que el proceso de internacionalización del derecho y de la globalización de las relaciones interestatales, nuevas instituciones internacionales o supranacionales tratan de resolver los problemas colectivos y universales, como la paz, la seguridad, la libertad, la justicia. Esta visión estructural y funcional, es el sendero que deberán tomar los procesos de integración, especialmente en América Latina donde ha estado subyacente el principio de la supranacionalidad y el de la Unidad en la diversidad, que lo proclamó Simón Bolívar, cuando se refería a “La Nación de Repúblicas”. Miranda también proclamaba esta dirección. Los propios Estados Unidos en la vía del federalismo mostraron la primera realización jurídica y política, de este constitucionalismo transnacional, pero circunscribiéndolos a un solo estado, con su población, territorio y gobierno.
Como Europa que presentó su Proyecto de Constitución para esa comunidad de estados y que fue recogido en el Tratado de Lisboa en 2009; en América Latina, se abre también el proceso de la internacionalización del derecho y de la constitucionalización del mismo. Podría desde ya, visualizarse un Proyecto Constitucional Latinoamericano que incluya al Caribe, sobre este tema hemos escrito en artículos anteriores.
Después de tres años de trabajo, la Convención presentó el proyecto de tratado para esta Constitución de Europa, el cual fue aprobado el 13 de julio de 2003 en Grecia.Un proyecto de ConstituciónLatinoamericana, permitiría unificar como en el caso de Europa todos los instrumentos jurídicos, propios de la integración regional y subregional, dándole personalidad jurídica a la Unidad Latinoamericana y fusionando las normas de los tratados y el Derecho Comunitario, permitiría aumentar la democracia, la transparencia y la eficacia de los procesos de integración latinoamericanos, impulsando el aporte de los Parlamentos Nacionales y del Parlamento Latinoamericano.
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