El Mundial de Moscú (10 al 18 de agosto) supondrá una nueva oportunidad para que el atletismo latinoamericano continúe con sus progresos y supere por fin el techo histórico de diez medallas, hasta ahora un límite infranqueable para la región.
El récord de preseas latinoamericanas se dio en Sevilla en 1999, cuando se consiguieron esas diez medallas, pero en otras tres ocasiones se han conseguido nueve, en Atenas-1997, Edmonton-2001 y hace cuatro años en Berlín-2009.
En el anterior Mundial, hace dos años en Daegu (Corea del Sur), se lograron ocho metales, aunque sólo uno de oro, el de la brasileña Fabiana Murer en salto con garrocha.
En las trece ediciones del Mundial, desde el estreno de la competición en Helsinki-1983, Latinoamérica ha figurado siempre en el palmarés y sólo en 1987 y 1991 quedó a cero en oros.
En el primer Mundial, en la capital finlandesa, el balance fue de tres medallas, una para México, otra para Cuba y otra para Brasil, pero sólo una fue de oro, la del azteca Ernesto Canto en los 20 kilómetros marcha, en la disciplina que más alegrías ha dado al país.
En Roma-1987 y Tokio-1991 el balance fue de tres metales en cada cita, pero ninguno de ellos de oro, y hubo que esperar a Stuttgart-1993 para volver a ver un oro latinoamericano, con dos preseas doradas para Cuba, Javier Sotomayor y Ioamnet Quintero, ambos en salto de altura.
La isla caribeña repitió con dos títulos en Gotemburgo-1995, el de Sotomayor y el de un joven Iván Pedroso en el salto en largo, en una edición donde el maratón permitió volver al medallero a México y Brasil, con una plata para Dionicio Cerón y una bronce para Luiz Antonio Dos Santos.
Atenas-1997 marcó una importante progresión, con un total de nueve medallas, entre ellas el segundo oro de la historia de México, para Daniel García en los 20 kilómetros marcha y un récord para Cuba con cuatro títulos, para Yoelvis Quesada en triple salto y Ana Fidelia Quirot en 800 metros, además de otros nuevos para Sotomayor y Pedroso.
Las buenas sensaciones continuaron en Sevilla-1999, cuando se lograron diez medallas, una cifra hasta ahora nunca alcanzada, con Cuba de nuevo en cabeza, esta vez con dos oros (Pedroso en longitud y Daimí Pernía en 400 metros vallas).
Esta edición permitió además la entrada en el medallero de un país latinoamericano fuera del trío habitual Cuba-México-Brasil, que fue Ecuador, con una plata para un prometedor Jefferson Pérez en los 20 kilómetros marcha.
En Edmonton-2001, la novedad fue la República Dominicana, que logró un oro con Félix Sánchez en los 400 metros vallas. Latinoamericana acabó con nueve medallas, tres de ellas para Cuba, donde brilló Pedroso, con su cuarto oro mundial consecutivo, lo que le convierte en el latino más laureado.
«Saltar es mi vida. Haber ganado tantos títulos para Cuba es algo que me hace sentir muy orgulloso», dijo tiempo después el saltador caribeño, que también se colgó el oro olímpico en Sídney-2000.
El año 2003 llevó el Mundial al Stade de France de París y el balance bajó, con seis preseas y ningún país consiguiendo más de un oro.
México logró el que hasta ahora es su último título mundial, el de Ana Guevara en los 400 metros, mientras que Sánchez revalidó su título de 400 metros vallas y el ecuatoriano Pérez ganó el primero de sus tres oros consecutivos, antes de los de 2005 y 2007.
En Helsinki-2005, Cuba mejoró con seis metales, dos de ellos de oro para dos de sus chicas, Zulia Calatayud (800 metros) y Osleidis Menéndez (jabalina), mientras que Osaka-2007 supuso la despedida triunfal de Pérez de los Mundiales y la primera medalla para Panamá, con el oro de Irving Saladino en longitud.
Berlín-2009 permitió a Cuba igualar su récord de medallas (6), aunque sólo uno fue de oro, mientras que México volvió al medallero con un bronce para Eder Sánchez en 20 km marcha y Puerto Rico se estrenó en el palmarés con la plata de Javier Culson en 400 metros vallas.
La pasada edición en Daegu-2011 sirvió a Colombia para estrenarse en el palmarés con dos bronces, los de Luis Fernando García (20 km marcha) y Caterine Ibargüen (triple salto).
Brasil logró el único oro de las ocho medallas latinoamericanas, con la garrochista Murer, Cuba logró cuatro metales y Culson repitió con una nueva plata.