Se perdió la cuenta para conocer el número de paradas que en lugar de servir de estructuras para albergar a los uruarios mientras esperan sus rutas, están convertidas en simples chatarras.
Por cualquier sector de la ciudad que se transite, principalmente en barriadas de la parroquia Juan de Villegas, al oeste de Barquisimeto, y en la zona norte que constituyen las parroquias El Cují y Tamaca, así como en Palavecino, se observan paradas que deberían ser más amplias, provistas de techos más anchos, más cómodas y con suficientes banquitos para sentarse que le brinden un mejor servicio a los usuarios.
En horas de la noche estas estructuras se convierten en lugares inseguros por falta de iluminación.
Carecen de fibra de vidrio hacia los lados y en la parte posterior que le sirvan de protección a las personas cuado llueve con viento, y así evitar que lleguen mojados a sus sitios de destino, o contraigan un resfriado.
Es importante decir que las paradas poseen techos de unos dos metros de largo por uno de ancho, realmente pequeñas para abarcar mayor cantidad de usuarios e impedirles lleven tanto sol y lluvia.
La Alcaldía, siendo su función velar porque estos servicios estén en óptimas condiciones para la ciudadanía, está en el deber de ejercer acciones de fiscalización permamente en toda la ciudad para vigilar que las paradas no se deterioren, y emprender un plan preventivo de mantenimiento.
En tubos oxidados, latas sin pinturas, bancos rotos, graffitis por todos los lados han quedado reducidas las paradas, sin que se les repare.
Mario Espinoza, habitante de la zona norte, dijo que en más de una oportunidad ha llegado con el pantalón roto al centro de Barquismeto cortado por latones partidos que sobresalen de las paradas que él utiliza para esperar las busetas.
Josefina Suárez manifestó que la atracaron el lunes como a las 7:00 de la noche cuando llegaba a la parada cerca de la pasarela de El Cují, ya que esa zona es muy oscura por las pocas bombillas del alumbrado público.
Maritza Sisirucá indicó que se llevó un invierno encima estando en una parada situada en la avenida Florencio Jiménez, cerca de un centro comercial de la zona, debido a que el techo era muy angosto y no cubría por completo el área donde ella se encontraba.
Lamentó que se mojara su hija, de apenas tres añitos.
Estas personas, al vivir en carne propia esta situación solicitaron públicamente a la alcaldía de Iribarren que reúna a funcionarios expertos en la materia a fin de que corrijan esta problemática que le está causando serias dificultades a la población en general, a la hora que a alguien le corresponda permanecer en una parada.
Rosendo Torcate precisó que la mayoría de personas no tiene vehículo propio y por lo tanto se ven en la imperiosa necesidad de abordar unidades del transporte público de pasajeros, y por ende, deben acudir a las paradas establecidas para ello.
No obstante, las mismas presentan marcados deterioros por el tiempo de construcción, instalación y uso, por tanto, ya es el momento de que las rehabiliten a beneficio de todos.
Las paradas en buen estado reflejan uno de los elementos positivos de atención que la municipalidad aplica en la ciudad, pero muchas están destartaladas.