Ramón Thielen siguió el llamado de la danza a los 14 años en su Barquisimeto natal. La profesora Nery Johnson orientó al joven en sus comienzos hasta llevarlo a Caracas, donde despegó su carrera.
Como buen larense, Thielen estudiaba música. Fue testigo de los inicios de la Orquesta Sinfónica de Lara. En su vida primero fue el pentagrama y después la danza en todo su esplendor, pasando del folclor al ballet.
Al repasar su historia señala que fue bendecido por Dios y la Divina Pastora. Con apenas 16 años ya había compartido con la aclamada Nina Novak, paralelamente ingresó al Ballet Nuevo Mundo de Caracas y después se convirtió en titular del San José Cleveland Ballet, en los Estados Unidos.
“Me abrieron puertas de oro”, recuerda.
Siete años más tarde Thielen logró otra hazaña. Se convirtió en el primer hispano en ser principal del Dance Teather of Harlem en Nueva York. Univision lo llamó orgullo hispano en un programa especial sobre el barquisimetano.
“He bailado más de lo que soñé”, asegura.
Thielen ha participado con las compañías más aclamadas del género como el Bolshoi de Rusia y el American Ballet.
Ante miles de personas ha surcado escenarios de Europa, Asia y América, incluyendo el Palacio Kremlin de Moscú.
Con cientos de funciones en su haber, el artista actualmente trabaja para distintas compañías de los Estados Unidos y Europa. Entre ellas Lula Washington Dance Theater y Dance Theater of Harlem.
Seguidor del talento nacional
Hace 15 años decidió ser maestro de ballet.
“Me apasiona enseñar. He tenido una carrera hermosísima y quiero mostrarle a las personas cómo crecer”.
Con la intención de acercarse a las promesas del género en nuestro país, Thielen creó un curso anual donde prepara a niños y jóvenes de Barquisimeto, Caracas, Maracay y Valencia en reconocidos espacios de los Estados Unidos.
Lleva ocho años al frente del otorgamiento de becas. Este 2013 el artista abre el Fondo Venezolano de Niños y Jóvenes para la Danza, el cual busca acompañar al talento nacional en su formación. De esta manera celebra sus tres décadas de trayectoria.
En cada edición realiza audiciones regionales a más de 200 balletistas.
En Lara trabaja de la mano de las profesoras María Teresa Alford y Luisa Suárez.
Del 11 al 30 de agosto decenas de venezolanos estarán en Nueva York para mejorar su técnica junto a importantes figuras del ballet.
El Programa Internacional de Danza para Aprendices se llevará a cabo en la metrópoli que acoge a más de 50 mil bailarines.
Los maestros invitados al encuentro son Tatiana Berenova, principal del Bolshoi, y Christopher Hatckins, coreógrafo; Alexandra Ferreman, bailarina y Willy Bertman.
Durante dos semanas, Thielen promoverá un repertorio amplio que incluye las principales líneas del ballet: clásico, neoclásico y moderno. Actualizará las rutinas de entrenamiento de los becados y les enseñará cuál compañía elegir de acuerdo con el potencial de cada quien.
“Los alumnos saldrán como semiprofesionales y les brindamos un trato como miembros de compañías”, señala.
Fiel a la técnica
En el Ballet Nuevo Mundo de Caracas el artista refinó las técnicas modernas, en el Cleveland Ballet desarrolló las técnicas clásicas y en el Dance Theatre of Harlem adoptó la línea neoclásica.
Según Thielen la clave para triunfar como balletista se encuentra en el respeto a los movimientos.
-¿Qué significa para usted la danza?
-El arte es comunicación, un mecanismo de aprendizaje. Lo más hermoso que he obtenido con la danza es desarrollar un lenguaje que va más allá de las barreras idiomáticas. Me comunico a nivel espiritual y emocional a través de un lenguaje emocional con gestos y sin palabras. La danza es el lenguaje sublime que comunica las almas.
-¿Y cómo describe el ballet?
-El ballet es una técnica que se desarrolla a través de un sistema de coordinaciones combinadas. Por repetición se convierte en instinto, se fija automáticamente en el subconsciente. Llevo 30 años bailando y soy fiel al entrenamiento. Quiero seguir haciéndolo.
-Cumple tres décadas entregado al arte del movimiento. ¿Cuáles maestros han marcado su carrera?
-Nery Johnson me descubrió. Zhandra Rodríguez, una de las grandes bailarinas de Venezuela, fue mi gran mentora, mantengo su rutina de entrenamiento. También Dennis Nahat, el director del Cleveland Ballet.
-¿Qué cualidades ha desarrollado a lo largo de su trayectoria?
-El hecho de ser latino y moreno, aunado a la técnica del ballet, me ha permitido resaltar. Nunca he olvidado mis raíces hispanas y gracias a eso he alcanzado otro renglón. He llegado lejos por mi etnicidad. Recuerdo que en 2006 representé a América entera en la Gala de Maris Liepa de Moscú. Es la presentación más importante de Rusia y pude compartir con el Bolshoi, el Quiro Ballet y la Escala de Milán. Fue extraordinario bailar ante más de 6.000 espectadores.
-Sigue en contacto con Barquisimeto y las instituciones que acá funcionan. ¿Cómo califica el movimiento dancístico de Lara?
-Estoy alegre porque hay crecimiento, encuentro muchas compañías de danzas. Estoy contentísimo con la labor de Luisa Suárez y María Teresa Alford. Veo agrupaciones modernas con mucho talento. Mi consejo es que todas las instituciones investiguen las técnicas de cada línea, moderna, clásica, contemporánea. Invito a maestros y alumnos a que sigan creciendo, nutriéndose. Hoy día para ser bailarín profesional nadie debe conformarse con tener conocimientos sobre un género de danzas. Necesitan conocer técnicas puras, las nuevas fusiones. Hay que investigar para surgir.
-Hace mención al trabajo de los alumnos para surgir. ¿Qué recomienda a los profesores y directores?
-Los maestros o directores de agrupaciones dancísticas tienen una gran responsabilidad, porque los alumnos confían en ellos, les entregan su talento y eso no es juego. Mi llamado es que los jóvenes no se vicien en las técnicas. Cada profesor debe ofrecer una educación correcta, actualizar el entrenamiento, intercambiar conocimientos.
-¿Qué le aconsejaría a los potenciales del ballet para que sigan adelante?
-Soy el testimonio de que sí se puede. Provengo de una familia humilde, trabajaba temprano en Caracas incansablemente para asistir a mis prácticas y estudiar licenciatura en Artes en la Universidad Central de Venezuela. El arte ofrece grandes oportunidades. Hay que soñar en grande y recompensar a nuestro país mientras sigamos creciendo.
