El pasado 24 de julio, reporteros de esta casa editorial acudieron hasta la avenida Uruguay, en el distribuidor que conecta la avenida Vargas con la Nectario María, mejor conocida como la Ribereña, al sur de la ciudad, para constatar las denuncias que hiciesen los habitantes del Callejón 17 y el barrio La Feria.
En aquella oportunidad, se destacó que parte del asfalto de esta arteria vial estaba cediendo justo en una boca de visita del sistema de cloacas que pasa por debajo de la capa asfáltica. Además, en conversaciones con residentes de la zona se hizo público el estado de deterioro de las casas que circundan el lugar, constatado por las grietas en las paredes de las viviendas, producto del movimiento que se genera en la tierra por el hundimiento del suelo.
En esa oportunidad, la ingeniero Adriana Díaz, presidenta de Hidrolara, ofreció sus impresiones junto a Pedro Sánchez, gerente de Obras de la hidrológica. Ambos indicaron que, “hay mucha agua que pasa por debajo del suelo, lo que provoca el desplazamiento de la tierra que soporta la superficie y se producen los hundimientos”.
El día de la publicación, la misma presidenta de Hidrolara convocó a una rueda de prensa en el lugar donde se ha originado el nuevo capítulo de la avenida Uruguay. Allí, la representante de la empresa estadal explicó que se había constatado el “perfecto funcionamiento” del colector de aguas negras, aunque en la inspección se encontró gran cantidad de escombros y piedras, evidencia de que las aguas de lluvias son re-direccionadas por ese sistema.
En esta intervención con los medios de comunicación, Díaz indicó que se iniciarían los trabajos de nivelación y repavimentación de la vía el lunes 29 de julio. Sin embargo, a casi 15 días después del anuncio de los trabajos, la situación, lejos de mejorar, ha empeorado. La capa asfáltica cedió; en la superficie, el asfalto sucumbió y un enorme hueco podría ser la causa de un problema mayor. Pese a los esfuerzos por contactar a la presidenta, en esta ocasión, no fue posible.
Todos coinciden en que la causa principal del movimiento de la superficie son las ‘aguas vivas’ o nivel feátrico que tiene el suelo. Sin embargo, y mientras se reparten culpas, las condiciones de esta importante arteria vial que conecta poblaciones como Río Claro, y sectores como El Manzano o El Roble con el centro de la ciudad, sigue en franco deterioro.
Ciudadanía protesta
En horas de la tarde del día de ayer, se conoció que pobladores de los alrededores se habrían apostados en la avenida Uruguay como forma de protesta por la falta de respuesta ante el hueco de más de 4 metros que se ha generado frente a la cinemateca nacional.
Así lo indicó Misbelia Ramírez, quien se denominó como luchadora social de la parroquia Catedral y habitante cercana al hundimiento, “no queremos más engaño y pedimos una investigación, exhortamos a los diputados del Consejo Legislativo del Estado Lara y a los concejales del Iribarren para que se determine qué ocurre en esta vía”, expresó.
Quienes protestaron, tomaron las acciones después que, personal de la hidrológica acudiera a la zona en horas de la tarde y depositara relleno en el hueco, sin resolver el problema de forma definitiva. Al parecer, vecinos culpan al muro de contención hecho en el levantamiento de la vía como el causante de la retención de las ‘aguas vivas’ procedentes de sectores como Zanjón Barreras, Concha Acústica y zonas aledañas.
La avenida muestra signos de hundimiento similares a este en varias partes de la vía. Por lo tanto, los habitantes se mantienen expectantes.