El Parque Ayacucho luce cuidado. El verdor de la grama se nota en todos los sectores del lugar. Los árboles apodados y de diferentes especies son abundantes en la plaza que abarca las carreras 14, 15, y 16; y las calles 43, 42 y 41, al sur de Barquisimeto.
Allí parece que el tiempo se detiene. Las personas pueden olvidar el ajetreo de la ciudad y entrar en contacto con la naturaleza. La estatua ecuestre e imponente de Antonio José de Sucre, El Gran Mariscal de Ayacucho, impresiona a sus visitantes quienes seducidos dirigen largas miradas de admiración al monumento.
La plaza que fue construida durante la dictadura de Juan Vicente Gómez, aún luce moderna y muestra un agradable ambiente. Pero no todo es perfecto, el parque, ubicado en las cercanías de violentas comunidades del sur de la ciudad, no escapa al problema de la inseguridad que afecta al país.
Sus visitantes aseguran que allí son comunes los atracos, porque no hay resguardo por parte de funcionarios de seguridad.
Juan Colmenares, quien frecuenta la plaza todos los días para distraerse, dice que las mismas personas que van diariamente se encargan de supervisar el lugar.
Colmenares agrega que anteriormente funcionaba un módulo de Polilara, pero luego fue clausurado. “Actualmente estamos a la buena voluntad de Dios. Desde hace más de un año no tenemos presencia policial y han ido proliferando los hechos de violencias, que ahora ocurren a cualquier hora”.
Luis Hernández, uno de los vecinos de la zona que supervisa la seguridad en el lugar, asegura que actualmente el parque cuenta con dos vigilantes, pero no se ven. Sostiene que estas personas no tienen armas y por eso no pueden hacer mucho para detener a los delincuentes que envalentonados caminan por el lugar con armas de fuego debajo de la camisa.
Dice que los antisociales se meten, hacen un paneo visual en el parque y cuando ven parejas, mujeres o estudiantes sentados en los lugares desolados se les enciman y los encañonan para que entreguen sus pertenencias.
Asegura que hay otros que no andan armados, pero que ante cualquier descuido de algún visitante, corren y les arrancan cualquier pertenencia a sus víctimas y luego huyen sin dejar rastro.
También los indigentes que llegan al sector para dormir sobre la grama, cargan sus armas blancas y en ocasiones las sacan para amedrentar a la gente y obligarlos a entregar sus pertenencias.
“Aquí los atracos ocurren a cualquier hora del día. A pesar de que estamos en una zona céntrica, llegan muchos delincuentes”.
Pero mientras los asiduos visitantes hablan sobre los hechos de violencia que ocurren en el lugar, se observa en el ala noroeste del parque el antiguo módulo policial clausurado.
Jairo Freites recuerda que hace unos 13 años era común ver a los funcionarios de Polilara con sus uniformes azules y rayas amarillas apilados allí para resguardar el parque, pero desde hace unos años ya no están.
“Cuando eso, la plaza era más segura, el mayor riesgo era que estuviera ahí y comenzara a llover, pero ahora escuchas que ocurrieron tres robos solamente en una mañana. Sería bueno que regresaran a prestarle resguardo a este parque”.
Guarida nocturna
Gustavo Uzcátegui, quien vive cerca de la plaza, refiere que la situación empeora en las noches porque los indigentes llegan a dormir en el lugar y en ocasiones se pelean por los mejores puestos. “Normalmente estas personas cargan armas blancas y se atacan unos a otros con ellas. Es una lucha carnicera donde siempre gana quien tiene mayor agilidad”.
Uzcátegui dice que hay otros que se meten a consumir sustancias estupefacientes y se tornan violentos. “Normalmente estas personas son las más violentas porque así dopados caminan hacia las calles aledañas, (carrera 13, 14 y 16; y las calles 43, 41 y 44 y atracan a los transeúntes que consigan”.
“Necesitamos que vuelva el resguardo policial a la plaza como era en el pasado, no podemos seguir permitiendo que el hampa siga ganando espacio en el lugar y desplace a los ciudadanos que siempre han venido a disfrutar aquí”.
Animales alimentados
Con relación a las ardillas y palomas que hay en el lugar, aseguró que hay un grupo de personas que se dedica a llevarles comida y están pendientes de ellos.
“Hay un grupo numeroso de personas que se dedican a traerles comida, siempre están al tanto, sobre todo de darles alimento saludable para ellos”.