Comerciantes, mototaxistas, productores y trabajadores del campo, amas de casa, obreros, comunidad en general se cansaron del avance de la delincuencia y la falta de acciones concretas por parte de los organismos de seguridad en la otrora pacífica población del municipio Morán y decidieron protestar públicamente este lunes.
Lo hicieron desde las primeras horas de la madrugada cerrando el tránsito de vehículos en el sector La Primavera, al este, así como la mayoría de los comercios.
“Llegamos como a las cuatro y de aquí no nos movemos hasta que llegue alguna autoridad que nos garanticen que van a hacer algo por nosotros porque no aguantamos más tanto ladronismo”, manifestó María Jacinta Brito, vecina del sector.
El cierre de la vía se llevó a cabo en La Primavera, aunque el problema afecta a toda la población, incluyendo el centro, donde los comercios y mototaxistas son víctimas permanentes de los delincuentes que les despojan de dinero en efectivo, teléfonos celulares, motos y artículos.
“Los atracos en Guarico son a diario, en todas partes; sólo en el caso de las motos se calcula que se roban cinco cada día y para regresarlas piden hasta cinco millones de bolívares”, explicó Luis Artigas, luchador social de la parroquia.
Igualmente denunció que la policía desetacada en la población es insuficiente para combatir al hampa que llega de otras partes, Quíbor, Tocuyo, Sanare y hasta de Portuguesa, y anda fuertemente armada.
También Carmen Lucena, del consejo comunal La Primavera, se quejó de la inseguridad que están padeciendo y afirmó que solamente hay dos policías de Lara destacados en el puesto local.
Insistió en la gravedad de la situación y la poca o nula atención que desde la gobernación o el Gobierno Nacional le han dado a la misma ignorando la necesidad de reforzar el puesto de la Policía de Lara, enviar otros de la Policía Nacional Bolivariana y restablecer el puesto de la Guardia Nacional, que fue eliminado cuando más falta hacía.
“Nosotros apoyamos esta protesta porque también en el campo estamos azotados por los malandros al punto de que los caficultores prefieren vender el café en el campo a precios más bajos por temor a ser atracados cuando lo trasladan a Guarico”, expresó por su parte Gabriel Pérez, de la zona de Villanueva.
Durante la protestas no faltaron señalamientos negativos hacia el alcalde Palma, de quien dijeron, hace mucho tiempo que no les visita y por lo tanto ignora la problemática de la parroquia Guarico.
“Aquí ya se nos olvidó la cara de ese alcalde que como que no quiere nada con Guarico porque no se preocupa por nosotros”, dijo Deogracio Pérez Castillo, vecino.
Conforme transcurrían los minutos crecía la cola de vehículos, muchos de ellos de carga y en sentido este-oeste, con destino a determinados lugares donde cargaría productos del campo para llevarlos a los centros de distribución en Barquisimeto u otras ciudades.
Los vecinos, además de impedir el tránsito automotor por la vía hacia El Tocuyo por La Cruz del Padre, también lo hicieron hacia El Peñón, por La Primavera.
Los viajeros, resignados, esperaban llegaran las esperadas autoridades para que se suspendiera la tranca y poder continuar hacia sus destinos.
“A los motorizados nos tienen a monte y para evitar los atracos estamos optando por ponernos de acuerdo y viajar en caravana, en grupos, a ver si de esa manera nos salvamos”, dijo Eduardo Pérez, de la zona de El Cauro y Laguneta.
Según explicó, los atracos contra ellos los cometen a toda hora, de día y de noche, en cualquier camino, supuestamente por elementos procedentes de otros lugares.
“Es que en el campo no hay policía ni guardia nacional que patrulle, mucho menos de noche”, afirmó.
También dijo sospechar complicidad con policías pues tan pronto ponen las denuncias de los robos son llamados por teléfono para exigirles dos o tres mil bolívares de rescate por cada moto.
Citaron un caso en el que, supuestamente, la policía de Guarico recuperó una moto robada, pero le exigían al dueño tres mil bolívares para devolvérsela y como no aceptó se la llevaron a El Tocuyo, “Y ahí le pidieron un millón para entregársela”.
Los mototaxistas, padres de familias que ganan el sustento diario transportando personas, también estaban en el sitio de la protesta pues son el gremio más afectado por el vandalismo desatado en Guarico.
“En dos semanas se han robado no menos de 24 motos, con lo que nos cuesta comprarlas para poder trabajar”, afirmó Rafael Colmenares, uno de ellos.
Betsaida Cordero, otra vecina, además de la inseguridad, denunció otros problemas como la forma como funcionan los Mercal, donde existen restricciones a las personas para expenderles los productos.
Según afirmó, la harina precocida sólo se la venden a determinadas personas en el Mercal de La Primavera, dejando a un lado a los habitantes de la comunidad.
“Aquí no hay autoridad y de noche no se puede dormir por los grupos de personas que se dedican a beber licor en la vía pública mientras escandalizan con los equipos de sonido”, manifestó Ender Yépez.
Sobre todo los fines de semana se presenta esa irregularidad en la que participan, no sólo residentes de Guarico sino también visitantes para quienes no hay autoridad que ponga coto a sus escándalos en cualquier parte, incluyendo la plaza Bolívar.
Los participantes en la protesta esperaban la presencia del alcalde Palma y de los concejales, pero ninguno llegó, no faltando quien expresara: “por ahí deben venir a buscar votos para las próximas elecciones y ya sabemos lo que le vamos a dar”.
Quienes sí estaban en el lugar eran uniformados de la Guardia Nacional y de la Policía de Lara procedentes de El Tocuyo, quienes se mantuvieron pendientes para impedir cualquier acto de violencia.
Cerca de las once de la mañana los líderes de la protesta se reunieron en La Pradera con el capitán Rafael Díaz, de la GN y el oficial Peraza, de la policía.
Durante varios minutos, rodeados por vecinos y viajeros impedidos de continuar hacia sus destinos, los funcionarios escucharon los planteamientos de la comunidad.
Se acordó levantar un acta y celebrar en los próximos días una reunión ampliada en la que se buscarán alternativas para que Guarico pueda tener la seguridad que el Estado debe garantiarle.
Pasadas las doce, una vez retirados los obstáculos, el tránsito automotor comenzó a moverse en ambos sentidos y el comercio, que no había abierto sus puertas durante toda la mañana, lo hizo.
Pero quedó entre los líderes la promesa de volver a salir a protestar si no se ven acciones concretas.
Ni la policía se salva de la delincuencia
El auge que ha tomado la delincuencia en Guarico y toda esa parroquia morandina ha llegado al extremo de que ni siquiera la policía se ha salvado de sus acciones.
De acuerdo a habitantes, en la población apenas estaban destacados dos uniformados del cuerpo policial regional, pero, aparentemente, sin experiencia alguna.
Eso hizo que unos arriesgados antisociales les sorprendieran y a punta de armas de fuego, más poderosas que las de ellos, les atracaron y, además de despojarles de sus pistolas, también les llevaron las esposas destinadas a inmovilizar a los detenidos.
Según el informante, los dos policías fueron retirados por el alto grado de inseguridad reinante en la población.
“Es que no tenemos en qué andar y a veces los policías han tenido que movilizarse en motos o vehículos particulares para llevar a cabo algún procedimiento”, se le escuchó a uno de los uniformados presentes en el sitio de la protesta.
Igual situación estaría presentándose en Villanueva, caserío también sometido por el hampa, donde no se cuenta siquiera con un puesto policial para ese y los numerosos caseríos de la zona.
De acuerdo a un habitante de Guarico, nada hacen con mandar desde Barquisimeto uno o dos funcionarios si no se les dota de armamento y vehículos para que puedan cumplir con un patrullaje eficiente.
Espera la comunidad que luego de la protesta de este lunes se tomen en cuenta las necesidades que en materia de seguridad tiene toda la parroquia Guarico.
Igualmente necesitan la reapertura del puesto de la Guardia Nacional, también con personal y equipamiento suficiente para que pueda contarse con esa autoridad en cualquier emergencia y que los antisociales de otras ciudades que han venido incursionando en la zona se vean obligados a retirarse.