La disfunción en los escolares

Algunas veces ocurre que los padres son los últimos en enterarse que su hijo tiene alguna disfunción que limita sus competencias escolares. Generalmente, lo ven como un niño normal y resulta que cuando la maestra lo evalúa se da cuenta que no es así, que debe ser referido a un pediatra para que lo valore y a su vez lo envíe a otro especialista en un área determinada, como un neuropediatra, un psicólogo o un terapista, de acuerdo a su consideración.
La primera reacción de la familia es de negación. Generalmente, cuando la madre recibe una queja o un diagnóstico de un niño que no corresponde a sus expectativas reacciona de manera negativa hacia el docente, considerándolo irresponsable, cuando su deber es observar detalladamente al niño, llevarlo al pediatra, plantearle la situación y evaluarlo de manera especializada, para que tenga el diagnóstico correcto. Si no está de acuerdo con el médico tratante, llevarlo a varios especialistas para que esté completamente segura de lo que le ocurre.
Luego, si analiza podría percatarse de las diferencias que tiene con los niños de su edad y asumir que en efecto, necesita ayuda. Eso es lo más importante, porque entre más rápido le busque atención especializada, mayores serán las probabilidades de mejorar. Hay muchos estudiantes con deficiencia cognitiva, de lenguaje, auditiva u ortopédica que si se atiende a tiempo, podrían lograr avances pedagógicos y sociales.
Por otra parte, un niño especial requiere de padres que tengan tiempo para ellos, total dedicación y dinero para costear los especialistas. Pero la mayoría trabaja todo el día para poder cubrir los gastos que implica mantener un hogar y ello es el primer obstáculo que existe. Por otra parte, si un sueldo básico no alcanza para comer, o para cubrir necesidades, menos, para pagar las terapias. Sabemos que la salud privada es costosa y los sitios de atención públicos están saturados o no cuentan con los especialistas o los recursos para una atención óptima.
¿Qué se haría en un país donde importe la gente y su calidad de vida?: atender con eficiencia a esta población que está completamente desasistida. Si bien es cierto que ese trata de patologías que no conducen a la muerte, existe angustia en las familias al tener un niño especial o con una condición disminuida, ya que no pueden costear su atención. Por otro lado, el Estado debe garantizar la mayor suma de felicidad al ciudadano.
Los niños con habilidades superiores, que antes se les llamaba superdotados, tampoco están siendo asistidos y Venezuela pierde de esta manera los talentos que podrían llevar a desarrollo en cualquier área. Hay niños con talento superior para la música, la danza, el deporte, las matemáticas, las artes plásticas, física, química y cualquier ciencia. Cabe destacar que los autistas, y los que demuestran habilidades superiores también son especiales y requieren maestros especializados para que tengan una atención adecuada y se pueda aprovechar para el bien de todos la habilidad para la cual son superiores.
¿Cuándo vamos a elegir a un presidente que sea capaz de acometer un proyecto de gran envergadura para que seamos punteros en algo? ¿Por qué no comenzamos por educación y salud? Para que veamos un adelanto real y mejore así la vida de los ciudadanos.
Si se atienden los niños con discapacidades diversas, ofreciéndoles una educación adecuada, especializada, con recursos, estos niños tendrían avances significativos y podrían ser de provecho para el desarrollo del país.
Se debería investigar si son factores ambientales como pesticidas, químicos que se usan en el hogar, el estrés de las madres, alimentación, los medicamentos o todas las anteriores los causantes de las disfuncionalidades que se observan en los niños. Un país con tanta población joven, debe tomar en cuenta la preparación de profesionales en ramas que permitan atender a esta población. Además, deberían existir suficientes centros especiales para detección, atención y seguimiento de estos casos.
La investigación de las universidades en estas disfuncionalidades debe ser primordial para el avance en los tratamientos. Necesitamos desarrollar una ciencia y tecnología autóctona.