La enfurecida naturaleza se ensañó, a través de una sorpresiva lluvia acompañada de devastadores vientos, que derribaron numerosos árboles en plazas y parques de Barquisimeto.
Aunque el cielo tronó intensamente y los vientos arremetían con gran vigor, Protección Civil no registró nada que lamentar, afortunadamente, según dieron a conocer funcionarios de ese organismo consultados por reporteros de EL IMPULSO.
Claro está, no fue un fuerte aguacero; pero, ya nos hemos acostumbrado en Barquisimeto que cuando cae apenas una llovizna, inmediatamente son muchas las calles que se convierten en lagunas porque los drenajes no tienen el debido mantenimiento y, no se sabe cuál es la razón que ha privado para que ese descuido se haya mantenido inalterable con el paso de los años.
Desde luego, las quejas mayores son de los conductores, cuyas unidades caen inevitablemente en los huecos que quedan tapados por el agua que no encuentra salida.
En esta ocasión, además de los conductores, fueron miles de personas las que quedaron varadas en las paradas, esperando el servicio de los colectivos que, no se sabe por qué, se hacen más escasos cuando más se necesitan.
Pero, los daños dejados por el fenómeno se pudieron apreciar en las plazas Bolívar y Lara, la Concha Acústica y en el Colegio Monseñor Críspulo Benítez Fontúrvel, al lado de la iglesia Concepción.
Ésta, cuyo techo se encuentra en reparación, también fue golpeada.
El fenómeno climatológico se presentó precisamente al cumplirse sesenta años del terremoto de El Tocuyo, cuya ruinas aún claman por el mejoramiento urbano de la llamada Ciudad Madre de Venezuela, porque desde ese lugar partieron todas las expediciones para la función de otras poblaciones.
Los árboles fueron abatidos y sus troncos ayer eran partidos en trozos para poder ser trasladados fuera de los sitios donde cayeron. Ramas y hojas estaban esparciadas por aceras y parte de las calzadas en los alrededores.
Ojalá que se vuelvan a plantar nuevos arbolitos en los sitios donde estaban los que fueron destruidos y, por otra parte, se haga el mantenimiento que requieren las vías para que no sigamos teniendo lagunas por doquier cada vez que llueve en la ciudad.
