El soldado estadounidense Bradley Manning aguarda a partir de este miércoles su sentencia, luego de haber sido declarado culpable por un tribunal militar de varios cargos de espionaje, tras filtrar miles de documentos secretos a WikiLeaks.
El martes, Manning fue absuelto de la acusación más grave, la de ayudar al enemigo al divulgar documentación que ayudaría a Al Qaida, que por sí sola implica una condena a cadena perpetua.
Pero los otros 20 de los 22 cargos relacionados con la filtración de cables diplomáticos secretos podrían costarle condenas por un total de 136 años.
«Soldado Manning, entramos en la fase del proceso destinada a fijar su pena», declaró al inicio de la audiencia de este miércoles la juez militar Denise Lind.
La coronel, que dio su veredicto el martes, decidirá también el castigo, como lo eligió el acusado, que había preferido esta opción antes que la de un jurado militar.
Sentado a un costado de su abogado, el joven soldado asintió en silencio.
Tres años y medio de rebaja de pena
La juez señaló que el soldado se beneficiaría de una rebaja de pena de 1.274 días al final del juicio, 1.162 que ya purgó y 112 más que había acordado por sus condiciones de detención en aislamiento durante nueve meses en la prisión de Quantico (Virginia) tras su arresto en mayo de 2010.
Pero el fiscal militar Ashden Fein pidió al inicio de la audiencia «el castigo máximo de 136 años sobre la base del veredicto», una «degradación militar por deshonor» así como el pago de una multa.
Para reducir al máximo el número de años de cárcel, el abogado de Manning, David Coombs, introdujo un recurso para «fusionar» ciertos cargos «de manera razonable», indicó la juez.
Según Nathan Fuller, portavoz de la Red de apoyo a Bradley Manning, eso podría significar «que ciertas penas podrían ser cumplidas simultáneamente», reduciendo así el total de años de prisión.
La audiencia para la sentencia en la base militar de Fort Meade, en las afueras de Washington y donde se celebró el juicio, puede llevar hasta un mes, con las declaraciones de una veintena de testigos de cada parte, que podrían incluir al propio Manning.
Señalando que intentaba mostrar «el impacto de la conducta criminal del soldado Manning y de las fugas para las fuerzas estadounidenses», el mayor Fein llamó al estrado al general de brigada retirado Robert Carr, de quien destacó la larga experiencia en intercambio de informaciones e inteligencia con los aliados de Estados Unidos por parte del gobierno.
El testigo, que ha dirigido la fuerza de la coalición de control de inteligencia (IRTF, Information Review Task Force), juzgó «crucial proteger nuestras fuentes y nuestras capacidades».
Explicó que había dado su valoración sobre las fugas de Bradley Manning a WikiLeaks y su impacto, cuatro o cinco veces ante comisiones parlamentarias y otras seis a dos altos funcionarios del gobierno.
«Nada era normal en el caso WikiLeaks», dijo al ser interrogado por la defensa.
«La gente debe saber que el juicio está lejos de acabar», dijo a la AFP Nathan Fuller.
Manning «enfrenta un máximo de 136 años de prisión pero no hay un mínimo en el sistema militar y según los elementos que surjan, la pena de Manning podría ser reducida de manera significativa», explicó Fuller.
Manning, que telecargó y envió al portal WikiLeaks miles de documentos clasificados del gobierno estadounidense sobre las guerras de Irak y Afganistán y 250.000 telegramas del departamento de Estado entre noviembre de 2009 y mayo de 2010, fue arrestado hace más de tres años mientras se desempeñaba como analista de inteligencia cerca de Bagdad.
Tras admitir haber divulgado más de 700.000 documentos a la organización de Julian Assange, la culpabilidad de Manning era considerada un hecho.
El soldado de 25 años fue declarado culpable, entre otros delitos, de desobediencia al reglamento militar, fraude informático al utilizar un programa no autorizado por el sistema del ejército, desvío de los mecanismos de seguridad informática y almacenamiento ilícito de informaciones clasificadas.
La fiscalía argumentó que el soldado fue malintencionado al transmitir archivos a WikiLeaks, que luego los publicó, y que sus acciones beneficiaron directamente a Osama bin Laden y la red Al Qaida. Pero la juez militar Denise Lind no consideró que se produjera tal daño.
«Ciertamente, la pena aún no está decidida. Los cargos de espionaje van a ser duramente rebatidos», subrayó Fuller.