El artista plástico Ramón Chirinos donó recientemente par de obras a la iglesia La Consolación de la urbanización Santa Elena a propósito de una solicitud que le hiciera el párroco del recinto, Casiano Martínez.
El momento para remodelar el templo había llegado y tanto al padre, como a algunos asiduos feligreses se les ocurrió refrescar unas amplias paredes con modernas pinturas. ¿Quién sería el artífice de estas creaciones? se preguntó el padre. No podía ser otro que Ramón Chirinos, se dijo.
Además de su talento como creador, es un hombre de fe, católico por convicción, cercano a la Casa de Dios, todo esto lo calificaba para el pedido que le confió Martínez, quien cumplirá nueve años en La Consolación.
En una visita a la capilla conocimos que en principio los responsables de la institución eclesiástica donarían los materiales, sin embargo, la disposición de Chirinos no supo de límites, por lo que al final, aportó todo lo necesario para entregar dos maravillosas obras en gran formato.
“Está iluminado por el Espíritu Santo”, exclamó el padre Casiano. Si bien, le di unas referencias, su trabajo es excepcional. Se dedicó y apartó por un momento de su tendencia abstracta para concebir, en esencia, lo que representan esos pasajes bíblicos.
Los motivos
“Con el fin de renovar la estructura física de la parroquia se decidió, a sugerencia de varias personas, quitar unas tablillas que adornaban el frente del altar, también por recomendación de otro artista amigo nuestro”.
Esos dos motivos son la Resurrección del Señor y la Venida del Espíritu Santo, dos hechos que marcan la historia de la Iglesia y de Jesucristo.
“La Resurrección es el acontecimiento más grande de la historia del mundo. Jesús sale victorioso del sepulcro después de morir y Pentecostés es el comienzo de la Iglesia”.
Martínez destacó que recurrió primero al hijo de Chirinos, Alberto Riera, quien le dijo que el indicado era su padre.
“Como Chirinos es un católico practicante, un domingo le pregunté si estaba dispuesto, a lo que respondió positivamente. Sólo nos pidió los materiales, al final, regaló todo”.
En sus obras, comentó, cualquiera puede apreciar que hay una inspiración muy grande en su proceder. Acotó que para la concepción de las pinturas se abordaron los textos bíblicos del Evangelio.
“Jesucristo resucita entre los muertos al tercer día y las mujeres fueron a embalsamar el cuerpo del señor y encontraron que la piedra de la tumba estaba movida. Se les aparece un ángel que les dice ¿por qué buscan entre los muertos al que está vivo? Ha resucitado. Allí estan María Magdalena y otras dos mujeres más. Todo esto está muy bien representado en el cuadro”.
En cuanto a la pintura de Pentecostés, también inspiración de Chirinos por obra del Espíritu Santo, y de acuerdo a las sagradas escrituras, aparecen los doce apóstoles en el cenáculo con María y otras mujeres.
“Tiene un detalle muy interesante, el Cáliz o la copa y una patena, simbolizando la eucaristía ya que ese día nace la Iglesia, comienza a andar esa institución. Esa es la historia de esos hermosos cuadros”.
La comunidad
La recepción de la comunidad, contó, fue maravillosa. Cuando se develaron los cuadros nadie se imaginó que eran de tal magnitud, que transmitirían de forma tan genuina, el significado de esos dos eventos.
“Todos se sorprendieron. Fue una sensación de exclamación. Nadie se esperaba semejantes pinturas. Yo le facilité el texto y él se encargó de imprimirle su estilo personal. Captó muy bien el pasaje, inspirado por el Espíritu Santo ya que esos detalles que simbolizan la eucaristía no aparecen en ningún cuadro, fue iniciativa suya”.
Sostuvo que Chirinos es un consecuente cristiano, católico, practicante, convencido al igual que su familia.
“Hizo un alto en sus actividades para crear estas obras maestras que pueden muy bien mostrarse al público como sendas obras de arte realizadas por un gran pintor y ser humano”, concluyó el padre.
Vale mencionar que la señora Leida de Chirinos nos contó vía telefónica que el maestro Ramón Chirinos, quien hoy está de cumpleaños, disfrutó mucho esta misión, a la cual se esmeró con profundo amor y al servicio de Dios.