El papa Francisco llega a Rio de Janeiro, donde miles de jóvenes católicos le aguardan con los brazos abiertos como la simbólica imagen carioca del Cristo Redentor en el cerro del Corcovado, para una jornada de evangelización en la que predominarán la lucha contra la pobreza y el ejercicio de la humildad.
Se trata de su primera gira internacional que lo trae al continente que lo vio nacer.
Manteniendo su ejemplo de que la Iglesia católica debe ser humilde, Francisco salió de Roma en un vuelo especial de Alitalia cargando su propio maletín de color negro. Incluso lo estuvo cargando cuando saludó de mano a algunas personalidades que acudieron a desearle un buen viaje y mientras subía las escalinatas del avión.
El vuelo llegará directamente a Río de Janeiro. Su arribo se prevé a las 16.00 hora local. (1900 GMT)
De inmediato hacer un recorrido por un sector de la ciudad en papamóvil y se reunirá con la presidenta brasileña Dilma Rousseff en el Palacio de Guanabara, sede de gobierno estatal de Rio de Janeiro.
Se espera que al menos un millón de personas participen en la Jornada Mundial de la Juventud , que se extenderá hasta el 28 de julio.
Muchos creen que “el cristianismo es aburrido, no. Es un camino de alegría… dar, como en la teoría del boxeador: es mejor dar que recibir», dijo Yessica Ramírez, una estudiante de administración financiera en Medellín. “Yo opté por tener a Dios en mi corazón», agregó entre risas la joven de 22 años acompañada de dos chicas ¿que también viajaron desde su notal Colombia para asistir a la Jornada y aprovecharon las últimas horas del domingo para tomar un baño en las famosas playas de Ipanema.
Como muchos jóvenes que han llegado a Rio de Janeiro desde todos los rincones de América Latina para ver al pontífice, quien realiza su primer viaje desde que fue elegido en marzo, Ramírez destacó que el mensaje del santo padre será el lema de la Jornada, el de esparcir la palabra de Dios por el mundo: “Id y haced discípulos a las naciones».
En un mundo donde las mismas cifras de la iglesia dan cuenta de una reducción de sus seguidores, el encuentro de los jóvenes, una jornada que promueve el Vaticano desde fines de los años 80, la religiosidad expresada por muchachos y muchachos de toda la región sorprende hasta a los mismos peregrinos.
En Rio de Janeiro “uno se da cuenta que nos une a todos la misma cosa… es como estar en casa», aseguró a Vanessa Castro, una ingeniera industrial de 24 años, también de Medellín, al expresar su sorpresa sobre cuántos jóvenes latinos ha conocido y que participan en distintos grupos religiosos. «El papa es la representación de Dios (en la tierra) y su mensaje es para quien crea o no… la iglesia es universal», aseguró.
Promover esa devoción de muchachos y muchachas, que se congregan en una gran convivencia en que se les puede ver tomándose fotos en grupos, cantando y disfrutando de la ciudad o acudiendo a misa en esta ciudad, es uno de los grandes retos del papa, el otrora cardenal argentino y jesuita, Jorge Mario Bergoglio, de 76 años.
Lina Espinoza, una promotora comercial mexicana, lamentó que no podrá acompañar al papa en su recorrido por el centro de Rio, porque está comprometida a trabajar de voluntaria en la principal terminal de buses de la ciudad carioca para recibir y dar orientación a los peregrinos.
“Los peregrinos son una gran familia, aquí se destila convivencia y amor», comentó Espinoza, de 34 años, para quien el mensaje que traiga el pontífice solo tendrá significado si cada participante lo incorpora a su vida.
“El papa no es Dios, él no va a hacer cambios en nuestras vidas. Él es un mensajero que nos dará una pauta, cada uno tiene saber asimilar su mensaje para transformar su vida», agregó.
Fernando Altemeyer, teólogo de la Universidad Católica de Sao Paulo, que la calidez y la comprensión están directamente relacionadas con Francisco como el primer papa de América Latina, una región donde ha estado expuesto a las duras realidades de la vida, en comparación con los papas europeos.
“Le permite entender y promover un catolicismo que se siente en el cuerpo, que es visceral», dijo Altemeyer. «Eso cambia un catolicismo que por cientos de años se ha sentido más en la mente, que ha sido más un catolicismo europeo», añadió.
En Brasil, el santo padre se mantendría lejos de temas candentes como el aborto o matrimonios de parejas del mismo sexo y centraría su mensaje en que la iglesia debe enfocar su atención en los más pobres y que el clero debe llevar una vida de servicio y humildad.
Brasil, como algunos otros países de la región, permite el aborto en caso de violación, riesgo de la vida de la madre o que el niño tenga anencefalia y la Corte Suprema en el 2011 permitió la unión civil de parejas del mismo sexo.
El santo padre también podrá tocar el tema de la pobreza cuando se reuna con la presidenta Rousseff, quien enfrentó graves protestas el mes pasado y se espera que durante la visita de Francisco también puedan surgir manifestaciones.
La brasileña Sara Gerusa, de 19 años, siente que el prelado argentino habla un lenguaje más accesible a los jóvenes por su simpleza y por hablar en español, un idioma que sus compatriotas están acostumbrados a escuchar.
“Él tiene un estilo más cercano a nosotros, huye del discurso teológico y utiliza un lenguaje más coloquial», comentó Gerusa, mientras caminaba junto a otros peregrinos de su país por la playa de Ipanema. «Para nosotros brasileños es como si fuera uno de nosotros, entendemos su lenguaje».
Francisco no tendrá problemas si todos comparten el fervor de Gerusa. Sin embargo, ella es una excepción como los otros miles de peregrinos que han llegado a Brasil desde toda América Latina, la región del mundo con mayor población de católicos: un 42% de los 1.200 millones que hay en el mundo.
No obstante, millones han abandonado esa iglesia para machar a otras como la evangélica o directamente al secularismo.
Un sondeo del respetado grupo Datafolha divulgado el domingo por el diario Folha de S. Paulo indicó que 57% de los brasileños de 16 años y mayores se consideran católicos, el más bajo porcentaje histórico. Hace apenas seis años cuando Benedicto XVI visitó Brasil, una encuesta de la misma firma indicó que los que se consideraban católicos era 64%.
Y cuando Juan Pablo II se convirtió en 1980 en el primer pontífice en visitar Brasil, el porcentaje que se consideraba católicos era de 89%.
Datafolha entrevistó a 3.758 personas del 6 al 7 de junio. El sondeo tuvo un margen de error de dos puntos porcentuales.