Las academias nacionales se unen para solidarizarse con la causa universitaria, en vista de la intransigencia con la cual el Gobierno ha tratado el análisis de las demandas de los actores que se mantienen firmes en la lucha por mejores reivindicaciones y la optimización de las condiciones de estudio de los alumnos.
Por medio de un comunicado aseguraron que esta crisis es el resultado de la difícil situación económica y social del país y que los medios de comunicación se han encargado de divulgar noticias sobre aspectos socialmente sensibles.
Suscribieron este documento representantes de las academias nacionales de Medicina; Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales; Ciencias Económicas, Ingeniería y Hábitat, Adhesiones individuales; la Academia Venezolana de la Lengua y la Academia Nacional de la Historia.
Destacan la lucha emprendida por las asociaciones de profesores, profesionales, empleados y obreros en búsqueda de reivindicaciones económicas adecuadas al cumplimiento de sus responsabilidades. “Son legítimas las manifestaciones de los estudiantes en su lucha por acceder a una educación de calidad. Una educación que garantice su formación académica para contribuir en forma efectiva al desarrollo del país. Sin embargo, poco tratamiento se ha dado a uno de los temas centrales de la llamada crisis universitaria. Nos referimos al asedio permanente al que ha sido sometida la universidad autónoma venezolana, en flagrante violación de los principios que rigen su funcionamiento”, reza el documento.
Las academias nacionales observan con mucha preocupación cómo el concepto de autonomía universitaria, consagrado en la Constitución Nacional, está siendo violado a través de diferentes acciones.
Critican la distorsión de los mecanismos de elección de las autoridades y las instancias de cogobierno.
“Frente a esta situación las academias nacionales tienen la obligación de insistir ante la nación en que, sin universidades sólidas, ningún país puede lograr un crecimiento sostenible. Estas universidades deben tener profesores con alta formación académica, a quienes se les garantiza la libertad del ejercicio docente y de investigación según estándares internacionales y unas condiciones de vida respetables”.
La reflexión final gira en torno a que “ningún sector de la sociedad civil y empresarial que aspire a vivir en un país mejor del que tenemos, debe quedar indiferente ante el evidente cerco a las universidades nacionales. Es un asunto grave que afecta a la sociedad como un todo”.
