Diamantes

Hay una canción norteamericana, que señala en forma muy realista, si bien con un poquito de cinismo, que los diamantes son los mejores amigos de una muchacha; y es muy probable que una gran mayoría de la población femenina mundial esté de acuerdo con ello, aun cuando no hay una investigación seria al respecto. Los diamantes tienen como joya mucho más merito, aparte de su valor en el mercado, que por lo demás es algo estable. Para una mujer siempre está de moda, porque aunque otras modas tiendan a desaparecer caprichosamente cuando menos se piense, la preferencia por los diamantes permanece invariable y continuará siéndolo a través de los años.
La materia prima de este brillante, símbolo de prestigio, procede en su mayor parte de Sudáfrica; pero cualquiera sea la fuente de origen, el 85% de la producción mundial diamantesca circula a través de la Corporación Mercantil de Diamantes, que se encuentra en Londres. Por otra parte, en cuanto respecta a procesar diamantes -vale decir, la clasificación, tallado, pulido y demás-, el centro tradicionalmente internacional de tan importante operación, lo constituye Ámsterdam, capital de Holanda, de donde provienen estas breves notas.
Algo que interesa a las damas y a los caballeros que piensan en sus damas, es que la mejor adquisición de diamantes se hace en un anillo, pues se trata de la forma más práctica de llevar esa joya; afortunadamente casi todas las féminas prefieren los anillos. Los diamantes en su forma más habitual, el brillante, la piedra, requiere de un minucioso trabajo para que brille con máximo esplendor; el tallado exige una mano experta que trabaje todo un día por cada quilate de peso. Un quilate es un quinto de gramo y como se comprende, cada piedra tiene que ser cortada de una forma especial, con el fin de eliminar cualquier falla.
En los Estados Unidos, los diamantes son bastante populares; de hecho, de cada 5 mujeres norteamericanas, cuatro poseen por lo menos un diamante. Esto se debe en gran parte a la costumbre estadounidense de tener anillos de compromiso y de bola con diamantes. Claro está que los mejores ejemplares de diamantes, se encuentran todavía en manos aristocráticas, pues esta clase de joyas comprensiblemente es patrimonio de gente de noble ancestro y últimamente de personas que han hecho su fortuna de una u otra manera; sin embargo, a medida que la prosperidad general lo haga posible, los diamantes de autentica calidad son cada vez una mayor posibilidad para la mujer corriente. En nuestros países de América Latina, la proporción es mucho menor y hay que tener mucho cuidado, porque también persiguen los diamantes los amigos de lo ajeno. La exhibición de cualquier joya, se ha ido limitando por esta situación, que nos obliga a extremar los cuidados y no poner a la mira del delincuente en situación de ataque.
¡A cuidarse mucho y que sean felices con sus diamantes!