A los 13 años, Miguel Uzcátegui cursa estudios secundarios, alaba al Señor y toca la batería en una iglesia pentecostal y también encuentra tiempo para practicar deportes. Béisbol, baloncesto y, sobre todo, boxeo, para beneplácito de su familia.
»Me gusta que esté concentrado en sus estudios y su deporte para que no esté deambulando» por el barrio la Charneca de Caracas, donde es común ver »niños que ya andan en la delincuencia» y abundan los ajustes de cuentas entre los miembros de bandas criminales rivales, declaró orgullosa la madre de »Migue», Migdalia Flores, una peluquera de 45 años.
Los padres de Miguel le piden que evite las peleas callejeras, pero a veces eso resulta imposible y la necesidad de aprender a defenderse se volvió apremiante para el muchacho. Fue allí que llegó a su vida el boxeo, una disciplina muy popular en el país y cuyos practicantes suelen ganarse el respeto de los bravucones de sus barrios.
»El boxeo me ha ayudado mucho, tengo más fuerza para salir adelante», dijo Uzcátegui, quien espera que los deportes le generen becas estudiantiles en el futuro.
En una nación con altos índices de pobreza y de violencia, el boxeo asoma como una válvula de escape para muchos chicos como Miguel gracias a un programa del gobierno que trata de involucrar a los menores en el deporte de los puños para alejarlos de los peligros de la calle.
La premisa es que el deporte no solo promueve el desarrollo físico y mental de los chicos, sino que los mantiene ocupados y reduce las posibilidades de que tomen el mal camino.
De acuerdo con cifras oficiales, en 2010 se registraron 48 homicidios por cada 100.000 habitantes en Venezuela, donde son frecuentes las balaceras en las que a menudo mueren personas inocentes. La criminalidad es considerada por los venezolanos el principal problema del país, según encuestas locales.
Muchos chicos se involucran en el boxeo luego de ver a otros niños enfrentarse en un cuadrilátero itinerante que los sábados se levanta en parques, plazas y calles de barriadas pobres. El cartel incluye un mínimo de 10 a 12 combates.
El »boxeo de calle» es fundamentalmente un programa social subvencionado por el estado, que incluye decenas de escuelas boxísticas gratuitas, sobre todo en la capital venezolana.
El objetivo es promover la formación de pugilistas y al mismo tiempo cumplir una función social mucho más amplia.
»La misión es sacar a los muchachos de las garras de la delincuencia, enseñarles valores, junto con la disciplina», dijo Williams González, presidente de la Asociación de Boxeo de Caracas y organizador de los carteles boxísticos gratuitos en las calles de la capital. »Mi idea es que Venezuela y Caracas sean un lugar menos peligroso. No quiero que me mate un muchachito. Quiero que un muchachito se cuelgue una medalla y por eso estamos luchando».
De acuerdo a cifras oficiales, a nivel nacional funcionan cerca de 450 escuelas gratuitas, adscritas al ministerio del Deporte, 40 de ellas en Caracas. Cuentan con la participación de unos 3.000 boxeadores infantiles y juveniles diseminados en 15 estados, cerca de la mitad de ellos en la capital venezolana.
Desde el 2009 se han realizado más de 3.000 combates en parques, paseos peatonales y plazas, donde participan mayoritariamente los pupilos de entrenadores y decenas de pequeñas escuelas subvencionadas por el gobierno.
La iniciativa surgió hace tres años cuando las autoridades estudiaban fórmulas para promover el deporte, uno de los más populares del país, que ha aportado cinco de las 11 medallas olímpicas conquistadas por Venezuela. Y la única de oro: la que el minimosca Francisco Rodríguez cosechó en México en 1968.
La última presea olímpica de boxeo, no obstante, fue hace más de 28 años, cuando Omar Catarí ganó un bronce en la división pluma en los Juegos de Los Angeles 1984.
Los fundamentos de la disciplina los imparten decenas de entrenadores que cuentan con el apoyo del ministerio del Deportes y otras organizaciones públicas. Entre los entrenadores hay muchos cubanos que prestan servicios en Venezuela como parte de convenios de cooperación entre ambos países.
»Los compañeros (del boxeo de calle) están haciendo un gran esfuerzo por tener al menos un cartel semanal, con bastante calidad, y el niño que está en la calle se ocupa de entrenar, ocupa su tiempo libre», dijo el técnico cubano Jorge García, de 46 años.
Agregó que su misión transmitirle a los chicos venezolanos los conocimientos del boxeo antillano, que tantas satisfacciones ha dado a esa nación. Indicó que el próximo paso sería implementar procesos selectivos para ir detectando el talento y crear escuelas de alta competencia, actualmente inexistentes.
»Desde el punto de vista técnico está muy bien todo, pero hay que seguir mejorando. Hay que trabajar sobre todo el tipo de la escuela cubana de boxeo, hay que hacer escuelas de boxeo, escuelas de combate y guante libre (rotación de rivales durante el entrenamiento).
Estos tres aspectos indistintamente hay que hacerlo para lograr el desarrollo técnico-táctico del boxeador», indicó García.
»Le veo un gran futuro al boxeo venezolano, con estos carteles se fomenta mucho el deporte, que es lo que hace falta. El talento deportivo existe. Hay que organizarlos», insistió.
»Hasta hace poco los gimnasios estaban casi vacíos, ahora están llenos de vida», acotó González. »Confiamos que con este aumento sostenido de muchachos aprendiendo la disciplina, más temprano que tarde van ir saliendo futuros campeones».
Entre esas promesas del boxeo destaca Ronnis Hidalgo, de 14 años, quien mueve bien las manos, posee fuerza en los puños y exhibe una técnica depurada desde muy temprana edad.
‘En aproximadamente 120 peleas, llevo 14 perdidas, todas las demás las he ganado», dijo Ronnis, estudiante de secundaria, que llegó al boxeo a los 8 años.
Hidalgo vive en el barrio el Guarataro, donde son frecuentes incidentes armados entre pandillas. »El miedo es la ley en el Guarataro, pero yo trato que no me afecte».
Confía que »el boxeo me puede ayudar en muchas cosas. Yo ya cobro (una) beca, cobro dos millones bolívares (unos 460 dólares al mes), gracias a Dios y mi esfuerzo, porque me esfuerzo mucho en el boxeo».
Jesús »Kiki» Rojas, ex campeón mosca y supermosca de la AMB y quien hoy entrena chicos, expresó que el boxeo de calle »es una actividad que me llena mucho».
»Cada vez que llega a nuestras manos un muchachos con problemas de conducta, que va mal en sus estudios, y luego uno ve que se disciplina, que logra salir adelante, es una de las experiencias más bonitas que hay», enfatizó.
El boxeo es considerado un deporte ideal para promover en las barriadas pobres, donde no hay casi espacios abiertos.
Las inestables laderas de Caracas y otras ciudades del país están tapizadas de precarias viviendas, construidas con delgadas laminas de zinc, madera e incluso materiales de desecho, donde el único acceso suele ser un laberinto de estrechas escalinatas y donde los espacios públicos, canchas deportivas, son en su mayoría inexistentes.
Allí no hay mucho espacio como para jugar otros deportes como béisbol o fútbol, por lo que los jóvenes se dedican mayoritariamente al boxeo y el baloncesto, improvisando canchas donde el tablero suele estar pintado en la pared y cestos de basura sirven de aros.
»Me gusta el boxeo porque me ha alejado de los problemas y no cuesta mucho, lo puede practicar en cualquier callejón, en la sala de mi casa o en cualquier platabanda (techo plano de casa)», comentó Christian López, pequeño boxeador de 11 años.
Foto: AP