“Terminé una larga novela que se llama Los Premios, y que espero leerán ustedes un día. Quiero escribir otra, más ambiciosa, que será, me temo, bastante ilegible; quiero decir que no será lo que suele entenderse por novela, sino una especie de resumen de muchos deseos, de muchas nociones, de muchas esperanzas y también, por qué no, de muchos fracasos”.
Así comienza la historia de Rayuela en las cartas de Julio Cortázar, quien publicó la novela en 1963, hace ya 50 años. Esas cartas de Cortázar que hablan de la concepción de Rayuela, “esa llamada al desorden necesario”, aparece en la edición conmemorativa del sello editorial Alfaguara que hoy se estará leyendo en la Librería El Clip del Centro Comercial Los Leones en ocasión de la Lectura sinfín de Rayuela que se realizará a escala mundial y de manera simultánea.
“Escribo mucho, pero revuelto. No sé lo que va a salir de una larga aventura a la que creo aludí en alguna otra carta. No es una novela, pero sí un relato muy largo que en definitiva terminará siendo la crónica de una locura.
No he empezado por varias partes a la vez y soy a la vez lector y autor de lo que va saliendo”, relató el escritor argentino a Jean Barnabé en una misiva en 1960. Esta edición especial es toda una aventura que sumergirá al lector en los recónditos de Cortázar y en su obra de imponderable proyección internacional.
Y es que Rayuela, la obra más destacada de Cortázar, quien murió en Francia en 1984, es sin duda una de las novelas más importantes en lengua española. “Rayuela es una obra abierta, compleja y libre, con una original estructura que requiere o solicita la participación del lector en tanto éste puede optar por muy variadas posibilidades de lectura según los diversos órdenes en que lea los capítulos”. “Aproveche Viena para terminar la primera versión de La rayuela, y al volver de mis vacaciones la trabajaré a fondo para que esté lista, si es posible, antes de fin de año… ojalá encuentre la manera de hacerla copiar a máquina. Prepárese, son 700 páginas. Pero yo creo que ahí dentro hay tanta materia explosiva que tal vez no se haga tan largo leerla. De ilusiones así va uno viviendo”. De una carta a Paco Porrúa, mayo de 1961. Cortázar no se equivocó en sus predicciones.
“Casi he terminado Rayuela, la larga novela de la que te he hablado varias veces. Como es una especie de libro infinito (en el sentido de que uno puede seguir y seguir añadiendo partes nuevas hasta morir) pienso que es mejor separarme brutalmente de él… si te interesa saber lo que pienso de este libro, te diré con mi habitual modestia que será una especie de bomba atómica en el escenario de la literatura latinoamericana”, de una carta a Paul Blackburn, mayo de 1962. Esta edición nos regala anécdotas, como por ejemplo que Rayuela no se iba a llamar así. Se iba a llamar Mandala. “Rayuela título modesto y que cualquiera entiende en la Argentina, era lo mismo; porque una Rayuela es un mandala de-sacralizado. No me arrepiento del cambió”. El lector tampoco.