“Levantamos esta huelga, no porque nos ganaron, no porque abandonamos, estamos acá tomando esta decisión porque preferimos morir en la calle, luchando por la universidad, que morir en una cama entregándole un riñón al Gobierno y que a nadie le importe”, dijo Sergio Rodríguez, vicepresidente del Centro de Estudiantes de Ingeniería Civil de la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado, al dar fin a la huelga de hambre que, junto a dos compañeros, sostuvo durante 382 horas (16 días) a las puertas del rectorado de la institución.
A pesar de que no se han cumplido los reclamos por la reivindicación de las deudas salariales con los profesores universitarios, así como la asignación de presupuestos ajustados a las necesidades reales de la casas de estudio superior, los estragos que el ayuno prolongado han dejado huella en los tres estudiantes sometidos a la huelga, así como los reclamos de familiares y amigos, les obligan a tomar la decisión de dejar este tipo de protesta, pero aún se mantienen en la lucha.
“La única lucha que se pierde es la que se abandona. Que no se alegren esas personas que esperan que abandonemos, porque simplemente estamos cambiando nuestro método de lucha y levantándonos para recargar nuestras energías y estar en la calle al lado de nuestros compañeros”, dijo Rodríguez, quien estuvo en huelga con Wilmer Torres, presidente del Centro de Estudiantes del núcleo Carora de la UCLA, y Edgar Cerniccharo, estudiante de ingeniería electrónica de la Unexpo.
Los huelguistas agradecieron a quienes los ayudaron a sobrellevar el rigor de la protesta, ya que sin su ayuda consideran que no habrían durado un solo día, y señaló que fueron estos quienes les instaron a luchar de otra forma.
“Tomamos la decisión de escuchar a nuestros hermanos y compañeros, a toda la sociedad que nos ha apoyado y que no ha desistido, que cada día está pendiente de nosotros y más de una vez nos pidieron que cambiáramos nuestra forma de protestar”, comentó Rodríguez.
El general Octavio Javier Chacón, jefe del Comando Regional 4 de la Guardia Nacional Bolivariana, también fue objeto del agradecimiento de los jóvenes, quienes consideran que el irregular ingreso en la sede del Decanato de Medicina el pasado jueves, ha sido un aliciente para continuar la defensa de la universidad y su autonomía.
Iván Guevara, profesor de Administración y Contaduría, quien participó en la caminata de 400 kilómetros, realizada por los docentes universitarios para exigir el reconocimiento de su lucha, celebró la decisión de los jóvenes de cambiar su forma de enfrentar a un gobierno indolente que no les ha prestado atención.
“En nombre de los integrantes de los 400 kilómetros por la Dignidad Universitaria, aseguro que nos han dado un ejemplo de lucha, valor y constancia, y seguiremos junto a ellos en lo que decidan tomar”.
Los huelguistas fueron retirados en ambulancia del lugar de la protesta, Rodríguez y Cerniccharo salieron en camilla, mientras que Torres salió de pie con ayuda de amigos y familiares.
Afectados por el ayuno
Antes de la declaración de los huelguistas, Daniel Finolo, presidente del decanato de Ciencias de la Salud de la UCLA, informó sobre los efectos del ayuno prolongado en los jóvenes.
A pesar de algunos “contratiempos”, hasta el día 16 de la protesta los muchachos se mantenían satisfactoriamente y aunque se encontraban medicamente estables, presentaban un franco deterioro de su salud, con niveles de deshidratación bastante elevados.
La evaluación médica a cada uno de los huelguistas lanzó como resultados que Sergio Rodríguez, que tuvo mayor tiempo en la protesta presentó una marcada pérdida de peso, con un notorio nivel de deshidratación e ictericia manifestada en el color amarillento de su piel y mucosas.
Wilmer Torres, además de la deshidratación presentaba dolores de cabeza bastante intensos y fiebre.
Edgar Cerniccharo ya había perdido entre 4 y 5 kilos, y tenía molestias gastrointestinales, dolor en el abdomen, que ameritó la realización de ecos abdominales.
