Espacios tradicionales prestados para el descanso, encuentro y compartir, donde los ciudadanos suelen charlar y disfrutar de un pequeño pedazo de naturaleza dentro de la selva de concreto. La función de las plazas y parques va mucho más allá de una simple estructura recreativa, ya que representan el aumento de la convivencia social en igualdad de condiciones en un recinto libre.
Sin embargo, cuando estos espacios no son adecuados para el sano disfrute de la población, la anarquía, el ocio y vandalismo se apoderan incrementando focos de inseguridad.
Es el caso de las plazas y parques públicos del este de la ciudad, donde en el pasado se observaban ancianos conversando en sus alrededores, junto a la efusividad de los niños con sus juegos recreativos y el lugar de encuentro de jóvenes interesados en apreciar una buena lectura.
En la actualidad, se observan detalles significativos: el óxido de la estructura metálica, ingente maleza que invade espacios, deterioro de monolitos, grafitis pintados adornan tristemente los monumentos y la basura esparcida muestra la escasa educación de algunos que proceden a deteriorar un bien público.
Sin mantenimiento
Jesús Henríquez, vecino de la urbanización Colinas de Santa Rosa, declaró que la falta de calor humano ha sometido al olvido la plaza de dicha comunidad, al igual que la indolencia ciudadana y organismos municipales que no planifican obras de mantenimiento.
“Las plazas y parques de esta ciudad deberían estar en óptimas condiciones para su adecuado uso, debido a que nosotros pagamos puntualmente nuestros impuestos municipales. Sin embargo, es necesario acotar que los vecinos deben identificarse con estos espacios que son nuestros”.
Asimismo, declaró que estos lugares en horas nocturnas suelen ser el escondite de muchos delincuentes que agazapados en la maleza escapan de sus fechorías. También los jóvenes aprovechan para consumir estupefacientes.
“De noche esta zona es muy peligrosa porque es muy sola. Acá en el este también nos azota la delincuencia.
Necesitamos que se generen espacios de recreación que promuevan la actividad recreativa, educativa y cultural de la zona. De esa forma, tendremos a más jóvenes oficiosos en vez de ociosos”.
Henríquez manifestó además que el parque de la comunidad presenta un problema con los bucos aliviadores, los cuales permanecen tapiados por la acumulación de barro y basura. Situación que se agrava con el ciclo invernal.
Inseguridad
Alberto Arteaga, vecino de la comunidad de Santa Elena, declaró que no visita los parques y plazas de la zona porque encuentra una mejor opción en los centros comerciales privados, donde considera que se puede realizar mayor tipo de actividades.
“En busca de la seguridad de mi familia, prefiero disfrutar un fin de semana en un lugar que me promueva la seguridad necesaria a fin de garantizar el entretenimiento sano y con personas que tengan una conducta como la nuestra”.
En consecuencia, estos lugares son remplazados de manera progresiva por los centros comerciales, espacios que pueden garantizar el entretenimiento del ciudadano con seguridad y manteniendo el orden adecuado de esparcimiento.
Arteaga lamentó que parques y plazas estén marcados por el olvido.
Negligencia e indiferencia
La arquitecto y urbanista Carla Rodríguez, en conversación con EL IMPULSO, indica que el espacio público es víctima de la negligencia e indiferencia por la falta de cultura del ciudadano y también a causa de la gestión de Alcaldía de Iribarren que, como órgano municipal, es el encargado de velar por el mantenimiento.
“Las ordenanzas municipales no se cumplen a cabalidad por el desconocimiento de las funciones de los organismos.
Por otro lado, los ciudadanos deben cumplir con las leyes que rigen la alcaldía de Iribarren para el cuidado de estos lugares. El esfuerzo debe ser mancomunado entre Gobierno y sociedad”.
