Pensar – Papel de la ciencia en la actualidad (1)

Continuamos con nuestra serie de artículos dedicados a analizar las contradicciones y paradojas de la sociedad contemporánea. Ahora abordaremos el papel de las ciencias y tecnologías, elementos sobre los que ha recaído en estos últimos siglos la creencia del progreso permanente de la humanidad, pero que desde hace décadas vienen siendo cuestionadas por sus malformaciones y responder fundamentalmente a intereses particulares.
La ciencia puede entenderse como: 1-un proceso investigador sistemático y el conocimiento resultante del mismo, 2-un cuerpo de conocimientos ordenados en principios, leyes y teorías que explica el mundo natural que nos rodea: materia, energía y vida, 3-una organización de personas (científicos) que tienen ideas y usan métodos y técnicas para desarrollar nuevos conocimientos (Acevedo, 2006) y podemos caracterizarla siguiendo a Moreno (2005), como:
-Abstracción, lenguaje y signo: Abstracción en el sentido marxista, como proceso reflexivo que permite pasar, de una percepción inicial, de lo concreto real o aparente, a la profundidad de la esencia. El pensamiento debe trascender la inmediatez y colocarse en otro plano desde donde se pueda develar la esencia de la realidad. Y es lenguaje y signo porque todo conocimiento nuevo debe comunicarse, debe expresarse de forma coherente y lógica mediante el lenguaje.
-Provisionalidad: La ciencia es una actividad social, por lo tanto estará determinada por la dialéctica propia de cada entramado social donde se desarrolla, entonces no puede haber una ciencia eterna, sino que ella debe transformarse en el tiempo, es transhistórica.
-A la ciencia le interesa la realidad objetiva ya que es su fuente principal de motivación, pero también la lógica del pensamiento en el proceso de conocer esa realidad.
-Existen otros aspectos relacionados con la concepción de la ciencia que debemos revisar, tales como;
-Asociarla no sólo a lo que se comunica a la comunidad científica (producción de artículos y resultado de investigaciones), porque ello también es un campo minado del capitalismo. Ya no se comunica sólo por la necesidad de compartir con una comunidad científica, allí hay una intrincada red de intereses, entre los que destacan: el reconocimiento institucional, el financiamiento de investigaciones e intereses políticos y comerciales donde publicar y patentar son sólo elementos que vinculan a los Estados, las empresas (sobre todo grandes corporaciones), la universidades  y los científicos con el mercado y demás intereses del capitalismo.
-Necesidad de estudiarla como campo de trabajo ya que la profesionalización de científicos requiere ser estudiada en el marco de las relaciones sociales donde se produce ya que es distinto su papel como trabajo especializado que como asalariado del capital, entender que la ciencia no es sólo un negocio de lucro personal, que el científico no puede ser un eunuco político, que debe no sólo juzgar una hipótesis sino plantear otras nuevas y participar en la construcción de nuevos escenarios. Ello conlleva a revisar las implicaciones en su formación, repensar la educación, una pregunta que deberíamos hacernos con carácter obligatorio es: ¿Cómo se forman los científicos?, o mejor: ¿Cómo formar una sociedad de científicos?
-Obligación de verla como proceso y producto social. La ciencia no puede aislarse del contexto donde se produce. “Los procesos de producción, difusión y aplicación de conocimientos propios de la actividad científica son inexplicables al margen de los intereses económicos, políticos, militares, entre otros que caracterizan los diversos contextos sociales” (Núñez, 2001). Entre ciencia, tecnología y la producción material median no sólo factores económicos sino también, políticos y sociales, entre otros. Las ciencias son parte de las fuerzas productivas de una sociedad, “el hecho de que la sociedad sienta una necesidad técnica, estimula más a la ciencia que diez universidades” (Engels, 1894).
-Entenderla no sólo como conocimiento acumulado. Ello sería una concepción superficial, incompleta y hasta reduccionista. Si bien es cierto que existe una herencia científica de la humanidad, no debemos olvidar que el capitalismo ha hecho de la ciencia una mercancía, por lo que la incorporación de nuevos conocimientos estará regido por la lógica del capital y por otro lado, si queremos analizar su función en un proceso de cambios, debemos recordar que “todo nuevo orden social no se apropia de la herencia cultural del pasado en su totalidad, sino según su propia estructura” (Trotsky, 1925).

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