Caminito que un día Tercera visita de Pablo Morillo a Barquisimeto

El 26 de octubre de 1820 Bolívar le escribe a Morillo desde Trujillo explicándole que no pudo ir a San Fernando de Apure como se lo había prometido en razón de la mala salud del general Urdaneta a quien debería dejar al mando de su ejército, y le indica las bases que propone para el armisticio de regularización de guerra:
1. Armisticio en toda Colombia por tres o cuatro meses;
2. Que el ejército patriota quedará en los lugares que ocupara para el momento del armisticio;
3. Que la división patriota de la costa tomará posesión de Santa Marta, río Hacha y Maracaibo en inminente situación de ser tomada por las armas patriotas;
4. Que la división patriota de Apure ocupará hasta el curso de la Portuguesa desde donde le entra el Vircucui (sic) hasta el Apure, incluidos los territorios de Barinas y Guanare;
5. Que la división patriota de Oriente quedará en el territorio que ocupe;
6. Que igual se considere la división de Cartagena;
7. Que la división del Sur conserve el territorio que haya dejado a sus espaldas luego de marchar a Quito.
Deja Bolívar a consideración de Morillo aceptar estas condiciones o que se acuerden mediante su discusión.
Esta correspondencia debió recibirla Morillo en Barquisimeto o en vísperas de llegar a esta ciudad pues el 29 de octubre se refería a ella en la comunicación con el Ministro de Guerra opinando que las propuestas de Bolívar arriba señaladas no son admisibles para la nación española pero que los comisionados las discutirán y “convendrán definitivamente sobre las bases en que debe fundarse el armisticio y la paz y unión que tanto desea el gobierno Constitucional de la monarquía”.
Ese mismo día se dirige a los comisionados ordenándoles viajar a Trujillo a verse con Bolívar “y acordar lo conveniente entre todos los artículos de su proposición, y que entretanto continuarán las hostilidades” les pide “su parecer sobre las peticiones de Bolívar para ilustrarme y arreglar mi conducta… en el concepto que yo sigo con estas tropas sobre las posiciones en que se halla aquel caudillo”.
Este mismo día le escribe a Morales informándole por qué Bolívar no pudo estar en San Fernando a fines de octubre, también que los comisionados marchan a Trujillo y que él sale de Barquisimeto hacia El Tocuyo a reunirse con Tello pues si Bolívar quiere guerra lo batirá y desalojará de las posiciones que ocupa, luego de lo cual regresará para entregar el mando al general La Torre.
Le pide que se mueva hacia Calabozo porque desea hablar personalmente con él, anexándole una carta para D. Juan Jalomir en la cual censura su acción sobre Carora, donde sometió a la población a crueles atropellos.
Permanece en Barquisimeto y el 31 de octubre le informa al Ministro de Ultramar que Bolívar con quien debían entrevistarse los comisionados en San Fernando “lejos de ser consecuente con ellas, [sus promesas], se puso en marcha sobre la tercera división de este ejército que, no pudiendo resistir las numerosas fuerzas por que fue cargada, se ha visto en la precisión de retirarse con bastantes peligros desde el pueblo de Bailadores, cerca de los Valles de Cúcuta, hasta la ciudad del Tocuyo, a dos jornadas de ésta, donde actualmente se halla”.
Quedó Bolívar dueño de casi todo Maracaibo y de las ciudades de Mérida, Trujillo y parte de la provincia de Barinas de donde evacuaron todas las tropas del rey, tal como había sido ya pronosticado por Morillo a finales de agosto de 1820.
Ninguna esperanza vislumbra Morillo de reconquistar el país. Bolívar “ha logrado seducir al coronel indio de Siquisiqui, D. Juan de los Reyes Vargas, que elevado a este rango por sus antiguos servicios y de la generosidad de la nación desde la clase de indio tributario, y condecorado además con la Cruz de Caballero pensionista de la orden de Carlos III, que yo mismo le investí, ha sublevado a los pueblos de esta jurisdicción, proclamando la Independencia y reunido una buena parte de sus habitantes para hacernos la guerra”.
Considera la situación del gobierno español en Venezuela cada vez más difícil “después que los batallones de La Reina y Clarines han pasado a los contrarios”, ofrece luchar hasta el último aliento de su vida pero interroga:
“¿… de qué servirán nuestros sacrificios, si se nos abandona y pasan años y años sin que se piense en socorrer las miserias y privaciones de este Ejército, sin aumentar sus fuerzas, ni en los medios de sostener la guerra que desgraciadamente continúa?”