Por la puerta del sol
“El odio es más duradero que la simple antipatía” (Adolf Hitler)
El discurso ofensivo y la insistencia en tildar peyorativamente de fascistas a los de la otra orilla, me impulsó a buscar en la memoria el real significado, y en las páginas de la historia la causa y efectos ocasionados por esta nefasta corriente política.
El fascismo es un régimen basado en la dictadura de un solo partido. Corriente política que surgió en 1918 al finalizar la Primera guerra mundial, creado y dirigido por Benito Mussolini. La brutalidad de este régimen italiano se extendió a otros países con tendencias totalitarias. Se encarnó en Hitler quien puso el acelerador a fondo suspendiendo cualquier vestigio de democracia, igual que la libertad de expresión, la de reunirse, las garantías personales etc., todo esto al arbitrio de los jerarcas fascistas como única ley. Se destruyeron los sindicatos, se persiguió con saña al mundo opositor terminando estos, encarcelados o muertos. Con jactancia fueron ondeadas las banderas del fascismo que logó silenciar hasta el mismo pensamiento.
Al no ver una luz que ayudara a solucionar los problemas que dejó la primera guerra mundial, los tremendos gastos exigidos, el precio altísimo del armamento y el mantenimiento de los ejércitos agotaron el tesoro público. Se elevaron los impuestos cuyo precio mayormente afectó a los más humildes, al comercio y a las industrias que se vieron obligadas a cerrar sus puertas. La crisis económica multiplicó la pobreza y también el desempleo producto de la devaluación. La clase obrera se movilizó en defensa de su nivel de vida, se multiplicaron las huelgas, todo se volvió un caos. De ninguna manera era fácil enfrentar la profunda crisis económica, las condiciones impuestas por las potencias vencedoras, la dificultad de volver a reconstruir el país y la humillación ante la derrota, fue el caldo de cultivo que dio paso al movimiento fascista surgido en Europa como la gran esperanza de la población, que no encontraba solución a sus ingentes problemas. Hitler y Mussolini se aprovecharon de la frustración para incentivar el resentimiento hacia los países vencedores, excitando el odio de la población. La promesa de estos fue la de llevar de nuevo los países al progreso, volver a la tranquilidad, reorganizar las naciones y regresar a todos la paz.
El movimiento fascista ganó el apoyo de la población, que pronto se dio cuenta de la trampa en la que había caído, al confirmar y sentir en carne propia que el fascismo era diferente a lo que se pensaba; un régimen donde el interés de unos pocos se impone sobre el derecho de todos, controla los procesos económicos, restringe la libertad, una minoría decide por todos, solo admite sus ideas políticas, valora más el poder que la felicidad, prefiere la fuerza al argumento, la guerra a la paz, la propaganda a la imparcialidad efectiva, sustituye el poder por la gloria, el conocimiento por la afirmación de los decretos, inculcan en el vulgo que son los únicos portadores de la verdad.
El fascismo no acepta que todos somos distintos físicamente, que somos distintos de carácter, de sueños, anhelos, pensamientos, costumbres, hábitos, creencias, cultura etc. Somos irrepetibles. Compartimos un territorio, una patria, una bandera, una historia, el idioma.
El fascismo ha surgido en nuestros países en vista de la gran polaridad de sus habitantes y agudización de los antagonismos sociales, al interés de mantener el apoyo de la masa ignorante y a la más peligrosa de las armas utilizadas en contra del sindicalismo la disidencia, la libre expresión del pensamiento y la protesta: el odio.
De nada valen las mentiras y parches ni los paños calientes, menos la fuerza, cuando la estructura está podrida.
Mi ideal político es el democrático, mantengo libremente y defiendo lo que soy, no lo que otros quieren que sea. Sé que bajo el oro del poder está su fealdad, estoy segura que la duda torcedora nunca eclipsará la llama de la esperanza. Si la ingratitud es más dura que el suplicio, creo que ese Dios al que amo, pronto hará brillar el sol de la verdad en esta patria y hará fluir de nuevo la fuente eterna del derecho y libertad de todos.
“Solo la democracia es susceptible de una absoluta libertad, libertad que se define como el poder que tiene cada hombre de hacer cuanto no esté prohibido por la ley” (Simón Bolívar)