Adorar adorar adorar, adorar a San Antonio… adorar adorar adorar, adorar a San Antonio
Ese canto se escuchó este jueves, desde antes de salir el Sol, en la capital del municipio Morán, como parte de las celebraciones en honor al patrón de la ciudad, primero de los negros, cuando, de acuerdo al profesor Rafael Salazar, se conforma la primera cofradía a orillas del río Tocuyo.
Este 13 de junio, los habitantes de la llamada Ciudad Madre se despertaron con el repique de las campanas en la iglesia San Francisco de Asís, los sones tamunangueros en bocas e instrumentos de los primeros cantadores que acudieron al templo en compañía de numerosos devotos, así como las explosiones de los fuegos pirotécnicos.
Allí se escucharon los primeros cantos de salves para que la imagen del patrón saliera en procesión por la avenida Fraternidad, este año hasta la calle 20, para luego tomar la Lisandro Alvarado rumbo al paseo Pablo Rodríguez, “La Ñema”, al lado de la plaza Bolívar.
La procesión era encabezada por parejas de bailadores que a los sones del tamunangue escenificaban batallas con sus garrotes ante la mirada de los acompañantes.
Se hizo una parada frente a la alcaldía donde había sido colocada otra imagen del santo y frente a ambas también se bailó.
Pero donde se escucharon con mayor intensidad los cantos y sonido de cuatros, maracas, cinco, cinco y medio, seis, palos, tambores y cuatro monterol o tocuyano, que sólo se toca en el municipio Morán, fue en el paseo Pablo Rodríguez, “La Ñema”.
Las mujeres y niñas con sus típicos vestidos tamunangueros y los niños y hombres en franela y pantalones de caqui, también algunos con liquiliqui y cotizas.
Todos reunidos en un mismo lugar, sin distingo de clase social o político, pues mientras algunos se identificaban con algún organismo dependiente de la gobernación, como Concultura, otros lo hacían con vestimenta con el logotipo de la alcaldía.
“Aquí todos somos tamunangueros; no somos de la gobernación ni de la alcaldía, somos tamunangueros y devotos de San Antonio”, explicaba uno de los músicos.
“El Pariente” Carlos Yépez, presidente de Concultura, como buen tocuyano, era uno de los más entusiastas, tocando el cuatro y cantando algunos sones del tamunangue.
Allí también estaba Coromoto Colmenares, autor de muchísimos cantos tocuyanos, entre ellos aquel en el cual reclamaba que la capital del municipio Morán tenía una represa y siempre ha carecido de agua pues la trasladan a otras ciudades.
“Este año se observa una mayor devoción, no sólo de nosotros los tocuyanos sino también de personas de otras regiones que nos acompañan en nuestro homenaje al santo patrón”, explicaba Radamés Graterol, exalcalde, quien se incorporó a la fiesta desde la madrugada y tampoco pudo vencer la tentación de salir a bailar.
La siguiente parada fue el hogar de ancianos San Antonio y de allí hacia el templo San Francisco, cuyo ingreso, a las doce, se produjo bajo la lluvia que no se había presentado durante toda la mañana.
Allí, los sacerdotes Johnny Suárez y Jesús Salvador Lares oficiaron la misa en el curso de la cual se bendecirían los panes a ser repartidos entre los feligreses.
Luego, San Antonio sería llevado al monumento el tamunangue y en la tarde retornaría al templo San Francisco para culminar el programa, aunque en la ciudad seguía la celebración hasta la noche.
