En las postrimerías del Caos Ultimomundista, hallo inteligible fijarle un «Día de Thermidor» a transnacionales grupúsculos de vándalos y auténticos «reaccionarios» que dilapidan los inconmensurables recursos financieros procedentes de The Empire State: en perjuicio de millones de inocentes y desasistidos ciudadanos.
La Historia no registra cosos en los cuales quienes gobernaban lo hacían enmascarándose de «contestatarios» o «iconoclastas». Merece el calificativo de «contestatario» quien se muestra reformista y opuesto a un específico y pútrido «estado de cosas presente», nunca quien forma parte de [él] «estado de cosas». Y, serán «iconoclastas» los proclives a oponerse a reverenciar «imágenes religiosas».
Empero, en el Continente Ultimomundano gobiernan vándalos que igual son –absurdamente- «reaccionarios». En materia política, ellos «constituyen el presente (y ejercicio) del estado de cosas infectas» mientras pretenden ser vistos como «legítimos contestatarios». En el curso de la Revolución Francesa, el guillotinado Pierre Victurnien Vergniau predijo «que la Revolución -como Saturno- acabaría devorando a sus propios hijos» (1792). Acertó: en 1974, Año III del nuevo calendario que los regía, Robespierre, Saint-Just y Couthon, junto a 98 adherentes, fueron decapitados.
Ahora los ultimomundistas, sin haber sido, en realidad «revolucionarios», pero sí «vándalos con poder y mal habidas fortunas», se «devoran a sí mismos» y son hostiles ante quienes advertimos (a través de los agujeros de sus manteos) que son la versión del S. XXI de «insaciables millonarios».
Reaccionan parecidos a «pendencieros de comarca» cuando se les critica, aun cuando es notoria la paternidad que el Vulgo les atribuye sobre el saqueo de las riquezas nacionales y la devastación que experimentamos.
Sabemos que los burócratas de la «institucionalidad reaccionaria, vandálica y pendenciera» sí sabe qué sucedió con la inmensa riqueza petrolera que administraron. Frente a lo cual los librepensadores asumimos posturas auténticamente «contestatarias» y «reformistas». Sólo la ignorancia los impulsa a infantilmente acusarnos de «reaccionarios» o «derechistas» cuando son ellos los apropiadores y tutores de las riquezas que no reparten a sus legítimos dueños. Se oponen al «progreso» exterminando a los productores de bienes de consumo de la patria que mal gobiernan. Fortuita e inexplicablemente, se enfurecen contra todos los sectores de la Sociedad que arruinan (de intelectuales, docentes, obreros, científicos y tecnólogos) y que sufraga para elegirlos o conferirles un mandato. Son, con o sin antifaces, enemigos de la Humanidad: «constituyen el presente (y ejercicio) del estado de cosas infectas» que extirparemos con ingenio, sin violencia.
Nota. (1) Los girondinos, durante la Revolución Francesa, eran moderados y contrarios al Gran Terror y guillotina que los necrófilos y radicales jacobinos promovían. Genocidas que fueron ajusticiados virtud a la «reacción thermidoriana» que les fijó el «Día de Thermidor o Decapitación», tras cuyo suceso se abolió el uso de la guillotina.
(@jurescritor